Así cambia nuestra forma de dormir según la edad

A medida que nos hacemos mayores parecen disminuir nuestras horas de sueño, y también la calidad del mismo, aunque a veces 'soñemos' con pasar un día entero en la cama.

Por Cristina Soria

Seguro que más de una vez has pensado que en cuanto llegase el fin de semana (o unas vacaciones) ibas a aprovechar para dormir todo lo que no habías podido durante la semana. Pero cuando llega el momento descubres que, aunque quisieras, no eres capaz de pasar 12 horas seguidas en la cama, como hacías en tu infancia o incluso en la adolescencia. Y, para colmo, las que consigues dormir se alejan cada vez más del placentero “sueño profundo”.

Hay una evidencia aplastante en lo referente a las horas que dormimos según nos hacemos mayores. Aunque siempre hay excepciones, la inmensa mayoría restamos horas de sueño a nuestra vida conforme vamos creciendo; y esta es una cuestión que ha llevados a algunos científicos a preguntarse si la falta de sueño de debe a que con los años necesitamos pasar menos horas durmiendo; o sí las necesitamos, pero nos cuesta más dormir.

Los bebés duermen una media de 16 horas, y esa cantidad va disminuyendo según crecemos; pero llega un momento, a partir de cierta edad, que son pocas las personas que consiguen dormir las 7 horas que se recomiendan como mínimo.

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¿Por qué dormimos menos con la edad?

Parece que sobre este asunto los científicos no consiguen ponerse de acuerdo. Hay estudios, como el realizado en la Universidad de California en Berkeley, Estados Unidos, que concluye que al cumplir años se reduce nuestra capacidad para generar la necesidad de sueño, ya que se pierden las conexiones neuronales. Esto hace que no solo perdamos la posibilidad de alcanzar el sueño profundo durante el descanso, sino que, además, perdamos la capacidad de sentir que tenemos sueño. También es a partir de esta edad cuando el insomnio es mayor, especialmente entre las mujeres.

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Además, con la edad podemos padecer determinadas enfermedades que agravan esta situación, especialmente a partir de los 60 años, como la artritis, la incontinencia urinaria, problemas cardiacos o demencia senil. Sin embargo, en el mismo estudio se contempla la posibilidad de que la falta de sueño sea la causante de estas enfermedades, ya que no descansar lo suficiente está relacionado con el envejecimiento prematuro. También afecta al sistema inmunológico y podría ser el causante de enfermedades como las mencionadas anteriormente, además de poder causar obesidad, diabetes, etc.

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Formas de dormir mejor al hacernos mayores

Es conveniente, por nuestra salud y bienestar, no dar la batalla por perdida y no renunciar a las horas de sueño que necesitamos. Si te cuesta obtener un buen descanso cada noche, puedes ayudarte de diferentes maneras para lograr un largo y eficaz descanso. 

Además de cuidar la alimentación, evitando los excitantes como el café y realizando cenas ligeras dos horas antes de acostarnos, podemos ayudarnos con infusiones relajantes que hidraten nuestro cuerpo y nos preparen para meternos en la cama. 

Si practicas deporte de manera habitual seguramente duermas mejor, pero es importante que dejes pasar un mínimo de 3 horas entre tu entrenamiento y el momento de ir a dormir.

Incorpora a tu rutina deportiva sesiones de yoga y dedica unos minutos al día a la meditación; evita las situaciones estresantes, las preocupaciones, los conflictos o los temas de trabajo cuando se acerca la hora de dormir;  apaga las pantallas media hora antes de dormir y procura mantener un horario estable para acostarte. Puede que sea inevitable dormir menos con el paso de los años, pero no por ello debemos descuidar todo aquello que nos haga descansar más y mejor.

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