Cuando hacemos deporte, en ocasiones no realizamos los ejercicios de la forma indicada, y a cada repetición sumamos la posibilidad de lesionarnos las zonas más sensibles y más implicadas de nuestro cuerpo en el ejercicio. Y las cervicales tienen todas la papeletas de resultar perjudicadas cuando no ejecutamos las posturas correctamente.
Vigila la calidad de tu ejercicio, pues es más importante realizar pocas repeticiones y que estén bien hechas, que hacer muchas y que puedan tener alguna alteración en su recorrido. Por eso es importante que te tomes tu tiempo para entender las indicaciones de cada ejercicio o máquina,y que al principio no corras en realizar las repeticiones con velocidad, sino que marques un ritmo lento que te permita ser consciente de cómo mueves tu cuerpo a cada momento, y de qué músculos trabajan a cada instante. Así estarás aplicando de la mejor manera las indicaciones que recibas, y al realizarlo con cierta lentitud podrás asentar este conocimiento y mantenerlo en tu memoria de forma más efectiva.
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Qué son las cervicales
Las cervicales son las vértebras iniciales de la columna vertebral, concretamente las siete primeras, y son las responsables del movimiento del cuello. Entre ellas se encuentran las articulaciones facetarias, que son las zonas intermedias que conectan cada par de vértebras y en las que hay tanto materia cartilaginosa como terminaciones nerviosas.
Cada vértebra tiene un nombre, y las dos primeras ya denotan su importancia pues han sido bautizadas como Atlas y Axis. La primera hace referencia al mítico gigante de la Grecia clásica, porque es la vértebra que sostiene el cráneo, como Atlas (que significa “portador) sostiene el mundo a su espalda. Axis también hace referencia a la mitología, en este caso nórdica: el axis mundi es la conexión entre el cielo y la tierra, y permite que se muevan como una brújula, como un eje.
Ejercicios abdominales
Cuando realizamos ejercicios para fortalecer la zona abdominal, lo habitual es hacerlo moviendo el tronco; pero en ocasiones el impulso no es el correcto, cuando el tirón hacia delante lo producimos con la cabeza y no con la tripa. Esto, además de no servir de nada a la hora de acercanos al six-pack, nos puede producir una tensión innecesaria en la zona cervical.
Por esta razón, cada vez se utilizan menos las manos en el cuello para apoyar ese impulso, pues instintivamente podemos hacer que sean las manos las que tiren del cuello y que así se inicie el ejercicio, cuando la zona de nuestro cuerpo que debe provocar el movimiento es la tripa. Si haces abdominales y te levantas con cierto mareo, probablemente se deba a que no las estás realizando de la forma indicada.
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Ejercicios de peso
Tanto a la hora de trabajar con pesas como de utlizar una máquina, mide bien la cantidad de peso que vas a levantar. Es preferible bajar de cantidad e ir subiendo poco a poco, hasta que encuentres la medida indicada, antes de arriesgarte a sufrir una lesión. En el caso concreto de las cervicales, los ejercicios de peso que más peligro pueden acarrear son los de barra, pues cuando el peso sobrepasa tus posibilidades al elevarlo por encima de los hombros, la zona de tu cuerpo donde se focaliza el esfuerzo extra es la zona cervical.
Cuánto peso admitimos en nuestros ejercicios es una cuestión que siempre puede conducir a lesiones si no sabemos medirlo bien. Antes de arriesgarte, consulta con tu entrenador o monitor, él podrá asesorarte de forma individual y vigilar que se adapta a tu constitución física y experiencia.
Dónde colocar la mirada
A veces olvidamos completamente cuál debe ser la posición de la cabeza cuando el esfuerzo está en otra zona del cuerpo. Así que, instintivamente miramos hacia allá donde está la manipulación del aparato o de nuestro propio cuerpo: si estamos sujetando una mancuerna, miramos hacia ella, está arriba o abajo. Esto es un error.
Por lo general, y salvo excepciones, la mirada siempre debe ser al frente, nuestro cuello debe permanecer rígido, recto y no inmutarse por si las rodilla están flexionadas y el peso pende de nuestros brazos. Esto no quiere decir que no observemos la postura y tratemos de corregir los errores, pero una vez que el ejercicio está encaminado, la mirada siempre debe ir al frente.
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