¿Te has parado a calcular cuántas horas de tu vida dedicas a tu trabajo? Si es remunerado, unas 70.000. Una gran parte de nuestra existencia está centrada en una actividad profesional, que no siempre podemos elegir libremente, pero que debería constituir una fuente de bienestar. Pero, con frecuencia, los trabajadores sufrimos frustración y malestar. De hecho, según señala Belén Varela, autora del libro 'Job crafting' (Ed. Empresa activa), hay estudios que indican que la falta de desarrollo personal o sentirnos infravalorados son las causas principales de pérdida de interés. Cuando esa falta de motivación es constante, conviene plantearse un cambio. Pero, ¿cambiar de trabajo o darle una vuelta al que ya tenemos?
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Cuando nos lanzamos a la búsqueda de un nuevo empleo, “hay que realizar una investigación delicada y dedicada. Debemos plantearnos, en primer lugar, cuáles son nuestros talentos especiales, como nuestra inteligencia, nuestro carácter o cuáles son nuestros intereses, y preguntarnos dónde aportarán valor esos talentos. En segundo lugar, debemos centrarnos en buscar un entorno donde sintamos que podemos contribuir, es decir, que se nos permita sentirnos útiles, puesto que la clave de la satisfacción está en el 'para qué' hacemos algo, más que en el 'cómo' lo hacemos”, matiza.
Aún así los expertos insisten en que no existe un trabajo ideal. “Lo que sí puede existir es un trabajo adecuado a cada persona. Adecuado en condiciones laborales pero, sobre todo, adaptado a sus valores, a sus intereses y a sus recursos”, señala Belén Varela. Y es que, casi todos los trabajos tienen tareas que nos gustan y otras que nos desagradan. El trabajo ideal no es el que carece de estas tareas menos afines, sino aquel cuyo cometido principal se alinea con nuestras competencias, nos desafía a dar lo mejor y, sobre todo, nos parece relevante. ¿Responde tu trabajo a estas características? Quizá ahora no, pero ¿podrías volver a enamorarte de tu trabajo y convertirlo en un reto profesional?
'Job crafting', una forma de volver a disfrutar de tu trabajo
Esto es lo que plantea el 'job crafting', que significa transformar el trabajo que tienes en aquel que querrías tener, es decir, hacer que las tareas que estamos desempeñando se adapten a nosotros.
Tradicionalmente, “desde la empresa nos asignan un puesto y nosotros nos limitamos a desempeñar las tareas que le correspondan. Lo primero que hacemos con el 'job crafting' es analizar nuestro rol profesional con perspectiva para analizar para qué sirve, a quién impacta positivamente, a qué personas va a beneficiar. Ayuda mucho dibujar el mapa de las diferentes dimensiones del trabajo (funciones, relaciones e impactos) porque facilita una visión crítica que puede ayudarnos a ver posibilidades de mejora”, afirma la autora y conferenciante.
Si observamos que estamos dedicando una parte importante de nuestros recursos en tareas poco relevantes o de bajo impacto, descubrimos al principal ladrón de nuestra motivación. “Uno de mis ejercicios favoritos tiene que ver con nuestro cronotipo, es decir, con los ritmos que nos marca el reloj interno. Podemos reservar nuestras peores horas del día para esas tareas de menor valor y aprovechar el mejor momento de la jornada para aquellas funciones que son verdaderamente importantes”, indica.
Por ejemplo, si somos matutinos debemos empezar la jornada con las tareas más relevantes y viceversa. Por el contrario, si somos vespertinos, serán las últimas horas de la jornada las que reservemos para lo que de verdad importa. “Lo mejor es que introduzcamos nuestro elemento de pasión, que consigamos realizar alguna función que tenga que ver con nuestros intereses, nuestras fortalezas y nuestros gustos”, recuerda la experta.
A veces esos intereses los reservamos para el ocio y no somos conscientes de que podemos añadirlos en algún ámbito de nuestro trabajo. "Imaginemos un enfermero apasionado por el diseño y las tecnologías; a priori, nos cuesta imaginar cómo puede tomar constantes vitales, hacer curas o intervenir en un quirófano con esas habilidades, pero esos intereses singulares pueden contribuir a la innovación en su equipo de trabajo, proponiendo mejoras tecnológicas o diseñando las infografías con las que convencerán a la dirección o se presentarán a un congreso. Al introducir nuestras pasiones o intereses, enriquecemos nuestra experiencia de trabajo", ejemplifica Belén Varela.
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Volver a recuperar el control
Volver a tener el control de nuestras funciones y disfrutar de ellas resulta vital en este reto. En este sentido, hay tres elementos que influyen: el entorno, la predisposición y el comportamiento.
Entorno. Con el entorno poco podemos hacer; podemos tener unas circunstancias laborales que favorecen la autonomía y la autogestión o, por el contrario, estar en un puesto donde todo está descrito al milímetro y nos deja menos margen de acción. Siempre podemos o debemos intentar cambiarlo, pero es complejo.
Predisposición. Está más a nuestro alcance, es nuestra carga genética, una facilidad natural para disfrutar de todo o amargarnos con todo. A priori parece que no podemos modificarla, pero cuando somos conscientes de que tenemos tendencia a ver enfermedad en la salud y fealdad en la belleza, podemos proponernos ponerle freno a esa visión negativa.
Comportamiento. Es el que de verdad va a marcar la diferencia y está cien por cien a nuestro alcance: desde el tentempié que tomamos para reponer fuerzas hasta la forma en que nos relacionamos, existen decenas de acciones y en las que tenemos absoluto control. Es cuestión de plantearnos cuáles son esas acciones y convertirlas en nuevos hábitos.
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¿Qué hacer frente a la falta de reconocimiento?
Por último, vencer la frustración que provoca la falta de reconocimiento es un paso importante a la hora de disfrutar en nuestra jornada laboral. “El problema está cuando reposamos nuestra propia valía en la opinión de los otros”, recuerda. Esto no quiere decir, advierte la experta, que ignoremos la evaluación de los demás. Es decir, es importante tener en cuenta qué es lo que esperan, necesitan o buscan los asistentes, por ejemplo, si estamos dando un curso. Solo así estaremos seguros de estar satisfaciendo sus expectativas. Sin embargo, esto es diferente a frustrarse si no recibimos aplausos o reconocimientos. “Además de saber que estamos dando lo que se espera, el significado de nuestro trabajo lo decidimos nosotros mismo. La ‘salarisfacción’, es ese sueldo emocional que nadie puede robarte porque solo depende de ti", concluye Belén Varela.