Razones para decir adiós a la pereza y madrugar cada día
Ya desde nuestra tierna infancia escuchábamos a los mayores hablar de que el día debería tener más de 24 horas. Esta es una afirmación extraña, porque aquello que no puedas hacer hoy, bien lo podrás hacer mañana. Sin embargo, cuando llegas a la edad adulta te das cuenta de que sí, de que al día le faltan horas, y a la semana días.
En la búsqueda de una forma de multiplicar el tiempo, una posibilidad es cambiar los ritmos diarios, y sustituir el disfrute de las noches por el de las mañanas. Lo cierto es que parece haber dos tipos de personas, los que aman trasnochar y los que disfrutan madrugando. Incluso hay estudios científicos que así lo certifican, como el realizado por Sleep Research Society, de la Universidad de Oxford, que realizó una prueba con escáner de resonancia magnética a los voluntarios, para identificar qué funciones cognitivas estaban potenciadas y disminuídas en personas madrugadoras y trasnochadoras.
La investigación determinó que las personas que tienden a quedarse despiertas de noche, y que por tanto no son madrugadoras, tienen una conectividad cerebral menor, por lo que las distintas regiones del cerebro podrían estar funcionando en su caso de forma algo menos eficiente, y a cualquier hora del día presentan menos atención que quieres tienen el hábito de madrugar. Sin embargo, como la muestra del estudio está basada en muy pocos sujetos no se puede determinar que todas las causas de falta de atención tengan que ver con trasnochar.
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Beneficios de madrugar: el tiempo se detiene
¿Has tenido alguna vez la sensación de que el tiempo que dedicas a tu trabajo no rinde como debería? Miras el reloj y cuando creías que había pasado media hora, ha pasado una hora completa. ¿Qué ha pasado? Te has distraído, porque durante el día atravesamos multitud de barreras que llaman nuestra atención y nos separan de nuestro auténtico propósito: acabar un proyecto, terminar un trabajo...
Si estás acostumbrada a trasnochar, madrugando descubrirás un nuevo mundo que probablemente desconozcas. Porque una vez que te has levantado de la cama y te has despejado un poco, descubres que nadie interfiere. Empezar el día varias horas por delante que el resto de las personas que te rodean te convierte en un “fantasma” que aprovecha el tiempo mientras los demás aún están soñando.
En las primeras horas de la mañana, cuando todavía ni siquiera ha amanecido, la casa está en silencio, nadie llamará al telefonillo de la casa, ni siquiera el cartero. No recibirás mensajes de amigos: ni Whatsapp, ni emails, ni likes de redes sociales. Tampoco podrás ver fotos nuevas en Instagram o mensajes en Facebook, tus amigos dejaron de estar activos hace horas y aún no han regresado.
Esto mismo hace que no te sientas tentada a publicar nada en tus redes sociales, o a dar likes, porque percibes que el día todavía no ha empezado, y que no es necesario. Además, tampoco puedes entretenerte mucho leyendo las últimas noticias, porque lo más probable es que todavía no hayan cambiado demasiado desde que te acostaste.
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Cuando los demás empiezan su día, tú ya has terminado tus ocupaciones
Una buena hora para levantarte y aprovechar el día son las 6:00, pero es una decisión que solo puedes tomar tú, siempre en función de la hora en la que puedas acostarte. Recuerda que no es recomendable dormir menos de 8 horas, y si además no tienes costumbre de madrugar, dormir menos puede ser contraproducente, pues acusarías el cansancio y madrugar no te serviría de nada.
Déjate las cosas fáciles la noche anterior si sabes que madrugar todavía no es un hábito que tienes integrado: conecta la cafetera con todo listo para que sea muy fácil hacerte un café. Si has dormido bien, y además comienzas la mañana con un buen café y una ducha “desperezadora”, es probable que percibas cómo tu cerebro piensa mejor y que tu mente no está viciada ni entretenida en problemas accesorios. Estáis solo tú y tu mente, recién reiniciada.
Es recomendable empezar el día vistiéndote como lo harías a otra hora más tardía. Seguir en pijama puede ser cómodo, pero es una forma de mantener el cordón umbilical con la cama, y se trata de cortarlo cuanto antes y de la forma más efectiva para que pases a la siguiente etapa, que es sacarle tiempo al día.
Puedes aprovechar este tiempo para hacer ejercicio, ir a tu puesto de trabajo evitando los atascos y ganar horas a la tarde, terminar proyectos personales o tareas si trabajas desde casa, o simplemente pensar mejor y con mayor concentración.
Cuando a las 11:00 para muchos apenas ha empezado un nuevo día, si tu te levantaste a las 6:00, y pudiste iniciar tus tareas media hora después, probablemente ya lleves aprovechadas cuatro horas y media. No solo es mucho tiempo, sino que probablemente sea un tiempo de mayor calidad y concentración del que tendrías a cualquier otra hora del día.
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