El estilo de vida saludable está inmerso en una continua revolución. Además de que surgen nuevas disciplinas que se adaptan a las necesidades de los amantes del deporte, como el crosspilates o el music flow yoga, los gimnasios también están experimentando una transformación de 180 grados. Poco queda de esas salas habitadas únicamente por un par de cintas de correr, bicicletas estáticas y alguna que otra mancuerna. Desde los últimos años, los centros deportivos han ampliado los horarios, así como sus instalaciones. Además de incorporar un mayor número de máquinas para que los clientes puedan entrenarse individualmente, la inmensa mayoría ofrece un amplio abanico de clases grupales. Desde algunas más relajadas como yoga o pilates, hasta otras más dinámicas como spinning o crossfit.
Sin embargo, como la revolución sporty parece no tener fin, ha surgido un nuevo concepto dirigido a los verdaderos fanáticos del fitness que, además, buscan un plus de tranquilidad y detestan tener que esperar para poder utilizar una máquina. ¿La solución? Los gimnasios boutique, una moda en grandes ciudades como Londres o Nueva York, y que ahora también ha aterrizado en nuestro país. Se trata de un estudio de fitness de no más de 300 metros cuadrados, que se centra en el entrenamiento en grupo y se especializa normalmente en una modalidad.
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Centros especializados y clases estudiadas
Los gimnasios boutiques no tienen nada que ver con los establecimientos de las tradicionales cadenas. Mientras que las cuotas de un gimnasio clásico son mensuales, trimestrales o anuales, en estos centros se paga por sesiones o bonos. Suelen ser salas especializadas que surgen de la pasión de sus creadores y tanto el diseño de los ambientes y el equipamiento como el personal están totalmente preparados para brindar esta disciplina. Es decir, mientras que algunas salas deportivas se dedican únicamente al entrenamiento de fuerza, otras basan su método en otras disciplinas como pilates, yoga, mindfulness, stretching y relajación.
En este sentido, las clases están muy estudiadas para que los clientes puedan progresar y alcanzar sus objetivos. Además, se apoyan en lo último en materiales y tecnología para enriquecer aún más el entrenamiento y mejorar la experiencia del cliente en todos los sentidos.
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Trato individualizado
Otro de los conceptos más valorados de este tipo de centros es la atención personalizada. Frente a la masificación que encontramos en las cadenas habituales, el número de personas en estas salas es reducido. Los clientes gozan de un trato único, exclusivo e individualizado y ajustan sus actividades de acuerdo a sus pretensiones, precio y horario.
A pesar de que los precios suelen ser más elevados que los que nos podemos encontrar en los centros de las cadenas low cost, cada vez son más las personas que apuestan por entrenamientos en grupos reducidos para aumentar su concentración y lograr sus objetivos con mayor rapidez. Además, el precio suele incluir asesoramiento sobre nutrición, fisioterapia u otras disciplinas para poder dar el cien por cien en la próxima sesión.
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