No existe una fórmula mágica que nos brinde felicidad de manera inmediata. Los libros de autoayuda, la meditación, el mindfulness o disciplinas donde se trabaja cuerpo y mente, como el yoga o el pilates, son estupendas herramientas para colocarnos en el camino hacia lo positivo, pero en ningún caso son una solución infalible. Sobre todo, en casos que requieren de una transformación profunda, donde es importante ponerse en manos de un profesional que guíe el proceso.
Toda revisión psicológica necesita de observación interna y de honestidad con uno mismo. También de capacidad de trabajo, pues las habilidades que podemos potenciar para tener una relación sana con nosotros mismos y con nuestro entorno no se asimilan de la noche a la mañana sino todo lo contrario. Atraer lo bueno requiere de voluntad, asertividad o inteligencia emocional, por ejemplo, tal y como sostiene Marian Rojas, psiquiatra y autora del libro Cómo hacer que te pasen cosas buenas. Habilidades que hay que aprender a hacer nuestras a través de diferentes técnicas de 'entrenamiento'.
Voluntad, energía y acción
Hay personas que tienen un empuje que parece innato, pero eso no excluye que aquellas que tengan menos fuerza de voluntad de manera natural no puedan potenciarla. Se trata de una habilidad dirigida a la acción; el motor, por ejemplo, del cumplimiento de objetivos. ¿Cuántas veces has dicho que saldrías a correr y cuántas lo has pospuesto para la semana siguiente? Establecer metas con claridad, buscar motivaciones externas y celebrar los pequeños éxitos son hábiles herramientas en este sentido. "El comportamiento habitual trabaja en piloto automático. Para incrementar el poder de la voluntad, debes sobre-escribir el piloto automático y tomar control deliberado", sostiene Baumeister, prolífico psicólogo especializado en el marco social.
Asertividad para no dejarse llevar
La asertividad es "una habilidad social que implica comunicarse de forma efectiva y sana, transmitiendo lo que queremos decir de manera firme a la vez que respetuosa y empática con los demás y con nosotros mismos". Así nos lo explica Sofía Pérez-Caballero, psicóloga y terapeuta Gestalt experta en género (www.sofiaperezcaballero.com) con quien abordamos esta habilidad recientemente. ¿Cómo entrenarla? Hablar desde el 'yo' (yo quiero, yo necesito…), expresar con claridad tus deseos o necesidades, además de entender que son tan importantes como los del otro.
Inteligencia emocional
En 1995, el psicólogo y escritor Daniel Goleman revolucionó con su libro Emotional Intelligence (Inteligencia emocional), donde habla de autoconciencia, autorregulación, motivación, empatía y habilidades sociales como índices que pueden medir la inteligencia de una persona, mucho más allá de su intelecto. Desde entonces, el término ha calado en todo tipo de campos desde el empresarial al educativo, pasando, por supuesto, por la esfera individual. Aprender a reconocer las emociones que hay detrás de tus actos, no juzgarte por esas emociones, respirar y pensar antes de actuar o intentar entender qué sentimientos hay tras la reacción del otro son algunas herramientas que pueden convertirse en aliadas para fomentar tu inteligencia emocional.