Yoga y musicoterapia: dos disciplinas clave contra la artritis psoriásica
Estas dos técnicas disminuyen el estrés y la ansiedad que produce esta enfermedad y mejoran la autoestima y las relaciones personales y sociales. Además, el ejercicio físico incrementa la movilidad y disminuye la rigidez de las articulaciones
El yoga es una disciplina que resulta muy beneficiosa para cualquier persona, independientemente de su edad y de su estado físico. De hecho, las posturas que se practican, combinadas con los ejercicios de respiración, tienen un gran impacto en la salud física y mental de los practicantes. Es tal el éxito de esta actividad, que incluso se utiliza para manejar los efectos secundarios de tratamientos como la quimioterapia en cáncer y acelerar la recuperación. Si además se combina con música, que también ha demostrado en estudios científicos que ayuda a reducir el dolor, la calidad de vida de los pacientes aumenta. Por eso, la iniciativa 'Muévete más allá de la artritis psoriásica', puesta en marcha por Acción Psoriasis, ConArtritis y Lilly, tiene el objetivo de convencer a los afectados de esta dolencia autoinmune que introduzcan estas dos técnicas como parte de su tratatamiento.
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¿Qué es la artritis psoriásica?
La psoriasis es una enfermedad autoinmune que provoca inflamación crónica de la piel y lesiones rojizas y escamosas que aparecen, generalmente, en codos, rodillas y cuero cabelludo. La artritis psoriásica, por su parte, es una comorbilidad (enfermedad asociada) a la psoriasis y afecta hasta el 30% de pacientes que la sufren. En España, alrededor de 250.000 personas la padecen.
Se caracteriza por ser una forma crónica y progresiva de artritis inflamatoria que puede provocar hinchazón, rigidez y dolor en las articulaciones y alrededor de estas. Esto provoca un deterioro de la función física, además de dolor y malestar físico y emocional. La causa de esta enfermedad es un sistema inmunológico hiperactivo, que lanza señales defectuosas y que acaban produciendo inflamación. Esto se traduce en articulaciones y tendones hinchados y dolorosos, sobre todo, en codos, muñecas, manos y pies.
El dolor que causa la patología altera significativamente la calidad de vida de los pacientes, su bienestar físico y emocional. De hecho, son comunes las dificultades para desempeñar tareas tan cotidianas como vestirse, ducharse, lavarse los dientes o conducir. Y es que el movimiento se ve seriamente limitado. Paradójicamente, el ejercicio es una parte importante del tratamiento, puesto que ayuda a mejorar la rigidez que provoca esta enfermedad. Pero además, este actúa también a nivel mental y mejora la percepción de uno mismo.
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Yoga y musicoterapia
“La piel es nuestra carta de presentación y las lesiones visibles que provoca la psoriasis pueden llegar a ser estigmatizantes, a pesar de que no se trate de una enfermedad contagiosa”, recuerda el doctor José Luis López Estebaranz, jefe del Servicio de Dermatología del Hospital Universitario Fundación Alcorcón, en Madrid. Por tanto, “la psoriasis y, por ende, la artritis psoriásica, afecta a las relaciones personales y sociales de los pacientes, a su trabajo y a su economía. De ahí que 8 de cada 10 personas que la sufren no logren olvidarse de su enfermedad, aunque esté controlada”. En este sentido, se ha visto que el yoga y la música pueden ayudar a ‘aparcar’ esta dolencia para poder, poco a poco, recuperar la vida personal y social con normalidad.
Mediante las posturas que se practican en yoga se va adquiriendo mayor flexibilidad y movilidad de las articulaciones, sin dañarlas, puesto que esta disciplina se fundamenta en ejercitar el cuerpo sin forzarlo y provocar un impacto sobre las articulaciones. Además, el control de la respiración ayuda a relajarse y, a la larga, se convierte en una excelente alternativa para reducir el nivel de estrés y ansiedad, que también suelen ser comunes tanto en la psoriasis como en la artritis.
La buena noticia es que cualquier paciente puede practicarlo. Así lo confirma el doctor Jordi Gratacós Masmitjà, jefe de Servicio de Reumatología del Hospital Universitario Parc Taulí, en Sabadell (Barcelona) a Hola.com: “la única limitación viene dada por la propia actividad de la enfermedad y el número de articulaciones afectadas. Por ejemplo, si un paciente tiene dañada una rodilla y está en una fase inflamatoria, es posible que tenga dificultad para hacer algunos ejercicios que se realicen sobre esta articulación”, explica. En cualquier caso, el profesor de yoga será el que indique qué ejercicios no se deben realizar y cuáles son las variantes más aptas.
Por su parte, la música constituye otra parte fundamental del tratamiento puesto que influye directamente sobre el bienestar personal, físico y emocional. En un contexto de dolor crónico, disminuye la intensidad del dolor, haciendo que la mente se distraiga y desvíe la atención sobre las dolencias. De hecho, la musicoterapia es una de vías de investigación en Medicina y ya se ha visto en estudios recientes que ayuda a disminuir el dolor, las molestias, la ansiedad e, incluso, a reducir la dosis de analgésicos en pacientes con enfermedades que causan dolor crónico, por ejemplo, el cáncer.
El doctor Antonio Torralba, presidente de ConArtritis destaca estos beneficios de combinar ambas técnicas y subraya que “las personas que tienen esta enfermedad sufren un huracán de emociones continuas: miedo, irritación, tristeza, estrés… Conocer que existen técnicas como el yoga y la musicoterapia que pueden ayudarles a mejorar su día a día, es una realidad que deben conocer todos los pacientes”, concluye.
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