Puede parecer que el spinning es simplemente hacer ejercicio sobre una bicicleta estática, pero hay muchos aspectos de esta disciplina que están especialmente pensados para que realices un gran progreso en tu entrenamiento sin que apenas te des cuenta.
La motivación que supone ir en un grupo durante las clases de spinning es solo comparable a otras disciplinas de coreografía, ya que se trata de un ejercicio muy energético que se refuerza por el sentimiento de grupo. El monitor, además, debe preparar las clases con objetivos de entrenamiento concretos: para mejorar la resistencia cardiovascular, el trabajo interválico, etc…
Las bicicletas no son simples modelos estáticos, sino que están específicamente diseñadas para estas sesiones, y disponen de reguladores de fuerza que podrás ajustar durante la clase para ir acompasando tus posibilidades al esfuerzo.
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Puntos positivos: motivación y personalización del esfuerzo
En muy poco tiempo notarás una notable tonificación del tren inferior, porque el spinning te ayuda a quemar calorías y tonificar glúteos y piernas a gran velocidad. En menos de un mes ya notarás los resultados, y esto constituye una razón muy motivadora para realizar este ejercicio, porque cuanto más sientes que el esfuerzo te hace recoger frutos y obtienes una recompensa visible, más fácil te resulta seguir entrenando
El entorno al completo es muy motivacional. Las clases de spinning son pura energía de equipo y se genera una sensación de pertenencia al grupo instantánea pese a que puede que no conozcas a nadie. Pero el mero hecho de que todos realicen los movimientos al mismo tiempo y al compás de una música tan energética, produce que el esfuerzo te sea más fácil de sobrellevar y que sin duda sientas que aprovechas más las sesiones que si realizaras cualquier otro entrenamiento individual.
Además, los monitores suelen fomentar ese sentimiento de grupo y de motivación, y suelen tener una posición extraordinariamente activa animando y transmitiendo buen ambiente, algo que sin duda se contagia.
Pese a que las clases de spinning pueden resultar vertiginiosas y vais todos en “pelotón”, es una disciplina que te permite dosificar el nivel de esfuerzo personalizando a tu medida la resistencia que aplicarás a tu bicicleta, en función de tus capacidades físicas. Porque, además, cualquiera puede practicar spinning, no hace falta conocimientos previos ni una forma física concreta. Puedes empezar tratando de seguir el ritmo, pese a que sientas que no lo consigues, y de forma gradual conseguirás una mejor forma física y una coordinación más ajustada a la carrera.
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Puntos negativos: lesiones y menos esfuerzo del que crees
Como en todas las disciplinas que se realizan en grupo, los problemas posturales pueden convertirse en una molestia seria o en una lesión. Durante la clase de spinning no es fácil que el monitor te ayude individualmente a mejorar una postura, porque la música está muy alta y él está ocupado dando las indicaciones de la coreografía y motivando. Puede fijarse en tu postura y comentártelo después, pero a posteriori este consejo puede que no tenga el mismo efecto, y no logres corregir la mala postura.
Las articulaciones sufren con los ejercicios de impacto, y en el caso de la bicicleta las rodillas pueden resentirse si no logramos distribuir adecuadamente el peso de nuestro cuerpo. Ten en cuenta que una sesión de spinning dura unos 45 minutos, y durante ese tiempo no cambiamos de posición y pedaleamos sin parar. Si nuestras rodillas están sufriendo, la lesión no tardará en llegar.
Todo lo bueno que aporta el spinning sobre personalizar el nivel de esfuerzo para acompasarlo a tus posibilidades puede hacer que te relajes demasiado y no te exijas lo suficiente. Esto minimiza el resultado del esfuerzo que realizas, pero al sentirte integrada en un grupo que sí se esfuerza, es posible que no te des cuenta de que puedes hacerlo mejor. Tampoco el monitor puede ayudarte a sacarte más partido, pues la resistencia de la bici la marcas tú en cada momento.
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