La contaminación es uno de los temas que más preocupa a las organizaciones ambientalistas de todo el mundo. La actuación del hombre no deja de generar problemas de gran impacto al planeta, muchos de ellos también con consecuencias físicas para los seres humanos. Enfermedades cardiorrespiratorias o distintas afecciones en la piel son solo algunos de los nefastos ejemplos en materia de salud demostrados por científicos e investigadores. Ahora, un grupo de expertos del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) y de la Universidad de Beijing ha demostrado, a través de un exhaustivo estudio, la relación directa que existe entre la cantidad de partículas dañinas en el aire y la felicidad.
De acuerdo a esta tesis, publicada hace unos días en la revista Nature Human Behaviour, la contaminación ambiental genera un importante coste emocional en las personas, cuyos niveles de serotonina son menores que los de aquellas que respiran en espacios más limpios. Para determinarlo, el grupo de investigación cruzó los datos ofrecidos por el Ministerio chino de Protección Ambiental con los 210 millones de posts publicados en el país asiático en la red social Sina Weib, entre marzo y noviembre de 2014. Esta plataforma, con características muy similares a las de Twitter, es utilizada por aproximadamente un 30% de la población china y ha sido determinante para elaborar el estudio, en el que se analizan 144 núcleos urbanos del país asiático. "Las redes sociales son una medida a tiempo real de la felicidad de la gente y también proporcionan una gran cantidad de datos de diferentes ciudades", alerta Siqui Zheng. Hasta la fecha, los estudios ambientales publicados se basaban de las encuestas realizadas por los ciudadanos.
Los resultados mostraron que durante los días que el aire presentaba mayor concentración de contaminantes, los niveles de felicidad de las publicaciones en las redes sociales eran significativamente menor. Además, se determinó que el comportamiento de las personas que viven en un entorno con altos niveles de contaminación pueden tener comportamientos arriesgados e impulsivos, "como consecuencia del estado de depresión y ansiedad a corto plazo. La gente es más infeliz, y eso significa que pueden tomar decisiones irracionales". Además, se determinó que la contaminación producía un mayor coste emocional entre la población femenina y las personas con ingresos elevados.
Otro estudio reciente de la Universidad China de Hong Kong indica que causa la muerte prematura de 1,1 millones de chinos al año. Según la OMS, la cifra de víctimas supera los 7 millones de personas en todo el mundo, y 9 de cada 10 seres humanos respiran un aire contaminado en diversos grados.
Ante todas estos datos, los investigadores demandan al Gobierno chino la implantación de medidas eficaces para reducir los niveles de contaminación ambiental en las ciudades y conseguir la mejora del estado mental y anímico de la población. Con estos escalofriantes datos y a la espera de que se pueda obtener un entorno limpio, los científicos del MIT y de la Universidad de Beijing recomiendan el uso de mascarillas protectoras para evitar los efectos de la contaminación en el organismo.