Supervivientes de cáncer: ¿cómo enfrentarse al miedo?
En el día mundial del cáncer, que se celebra cada cuatro de febrero, hablamos con dos mujeres que le han plantado cara a esta enfermedad. Además, expertas en psicología oncológica nos explican cuáles son los miedos más comunes en las personas que han superado la patología y cómo superarlos
A casi nadie se le escapa que el número de pacientes de cáncer se ha incrementado. O, al menos, nos enteramos de más. Recientemente, la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) dio a conocer su último informe Las cifras del cáncer en España 2019, investigación que recoge los datos de la Red Española de Registros de Cáncer (REDECAN), GLOBOCAN 2018 y el Instituto Nacional de Estadística (INE). En él confirma que en los últimos cuatro años el número de casos de cáncer ha aumentado en un 12%. Los factores de este incremento son varios: el aumento poblacional, el envejecimiento, la exposición a factores de riesgo como el tabaco, el alcohol, la obesidad y el sedentarismo, o la implantación de programas de detección precoz que, si son adecuados, condicionan un aumento del número de diagnósticos. Pero aunque es cierto que hay más casos, tener cáncer no tiene por qué ser sinónimo de muerte. Y cada vez conocemos más supervivientes que, día a día, le plantan cara a la enfermedad o que, incluso, prácticamente han olvidado que la padecieron.
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Gracias a la investigación, a la aplicación de nuevas terapias, y a la labor de recaudación de fondos de entidades, organizaciones y fundaciones, como Intheos, cada vez más personas pueden decir: 'He logrado sobrevivir a estar enfermedad'. Es el caso de Miriam Cano, una mujer que, con tan solo 28 años, fue diagnosticada de un adenocarcinoma de pulmón incurable. Hoy, cinco años después, tiene claro que va a seguir disfrutando de la vida. Y lo hace.
"Incluso de las cosas más negativas extraemos un gran aprendizaje"
A Miriam le dijeron que padecía un cáncer de pulmón en fase IV, con afectación linfática, y que no era posible operarla, debido a que el tipo de lesión era de origen genético. Precisamente, gracias a esta mutación sí podía optar a un tratamiento oral que tomó durante un par de años hasta que dejó de ser eficaz. Pero fuerzas no le faltaban, ni ganas de curarse y seguir exprimiendo la vida pese a las dificultades. La fortuna, entonces, le dio a Miriam la oportunidad de formar parte de un ensayo clínico en el Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz, para probar una nueva diana terapéutica. Y funcionó. Gracias a este nuevo fármaco, que surge de los esfuerzos en investigación, está viva, ella lo expresa así, y, cinco años después del diagnóstico, sigue disfrutando de la vida. "Afronto el día a día con muchísimo optimismo y alegría. No veo otro modo de hacerlo. El cáncer, de hecho, ha supuesto un gran aprendizaje. Me cuido, hago deporte, evito el estrés, vivo con más intensidad y con mayor relajación. Lo cierto es que he adoptado una visión muy hippie de vivir. Estoy segura de que todo irá bien. Y sé que si este medicamento deja de funcionar saldrá otro y será mejor, porque hay mucha gente investigando. Intento evitar otro tipo de pensamientos porque lo que piensas te condiciona. Aunque al principio se vea todo muy crudo, con el tiempo descubrimos que incluso de las cosas más negativas extraemos un gran aprendizaje".
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El testimonio de Cristina nos puede puede desgarrar el alma: su hija pequeña murió de cáncer y ella -también paciente de cáncer y ahora superviviente- sigue viviendo. Sin embargo, ella sonríe a la vida, incluso la desafía, y pisa firme, parece no temerle a nada aunque, si el miedo aparece, pone en marcha sus herramientas para apartar el temor. Cuando le dijeron que padecía un tipo de cáncer de mama, pidió a su doctor que le dijera la verdad. Y él le soltó a bocajarro que de ocho pacientes que conocía con su mismo tipo de cáncer, siete habían fallecido y de la última había perdido la pista. Pero ella sigue viva, y así se lo comunicó al doctor. Y además, nos ha regalado su experiencia para que aprendamos a disfrutar más.
"Nadie te prepara para traer un hijo al mundo, y menos para despedirte de él"
Cristina es una superviviente de cáncer, conocida por sacar más de una sonrisa al día a sus más de 61.000 seguidores de Instagram a través de su cuenta 'Mamá se va a la guerra'. Detrás de sus instantáneas, que rebosan optimismo y vitalidad, se esconde una lección: con solo 28 años, la vida le mostró su cara más amarga: la pérdida de una de sus hijas pequeñas como consecuencia de la misma enfermedad. Ambas, de hecho, estuvieron juntas luchando contra el cáncer algunos meses, pero sólo Cristina sobrevivió. Sin embargo, el rostro de esta joven no refleja el dolor. Es más, su sonrisa es clara, transparente con cierto gesto de desafío. Porque es lo que hace día a día: desafiar a la tristeza para seguir viviendo sin dejar de sonreír. De hecho, asegura que su experiencia le ha enseñado a vivir como si cada día fuese el último. Un aprendizaje que ahora regala al mundo a través de las redes sociales y en su libro 'Felicidad... cargando' (Ed. Alienta). "Nadie nos prepara para traer a un hijo a este mundo y menos aún para tener que despedirnos de él. Pero cuando has visto sufrir tanto a la persona que quieres, cuando no puedes cambiar su dolor por el tuyo y ya no hay nada que hacer, entonces pides tan sólo paz. Te abrazas a su olor para impregnarte de él, a su risa para nunca dejar de escucharla, cierras los ojos fuerte, rogándole a vete tú a saber quién que nada de esto se vaya nunca, la llevas contigo el resto de tu vida, le susurras al oído que pese a tanto dolor no vas a dejar de sonreír por ella, porque se lo debes, porque ella guía tus pasos y tú sólo dejas huella". Y así lo ha hecho. Además, nos ha enseñado que todos debemos seguir luchando. Sin embargo, la palabra cáncer aterra. Y aunque todos intentemos sobreponernos al miedo que provoca, no siempre tenemos las herramientas necesarias para superarlo. Pero esto no ocurre solo cuando se recibe el diagnóstico. Incluso mucho después, cuando parece que todo está en calma, surgen inquietudes que no siempre se saben cómo controlar.
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Los miedos de un superviviente de cáncer
"Uno de los principales miedos y, quizá el más frecuente, es a la recaída, que puede definirse como el temor significativo y mantenido en el tiempo a que la enfermedad reaparezca", explica Carmen Yélamos, psiconcóloga de la Asociación Española contra el Cáncer.
Y es que el cáncer es una enfermedad que afecta física y psicológicamente a la persona y que amenaza a su integridad psicológica. El diagnóstico oncológico se vive como un fuerte impacto emocional que marca un 'antes y un después'. "Durante los tratamientos, y a pesar de su dureza, el paciente paradójicamente se suele sentir 'seguro' . Tiene una cierta sensación de control y seguridad. A ello se une, el apoyo que recibe de forma marcada por parte de profesionales, familia, amigos", continúa Yélamos. Al finalizar los tratamientos, sin embargo, se intenta continuar, volver a la rutina, pero esa sensación de control disminuye, así cómo el cuidado y el apoyo del entorno.
Es entonces cuando el "temor, la vulnerabilidad, la incertidumbre o la indefensión forman parte de las experiencias subjetivas de las personas que han sufrido un cáncer y que condicionan su vida después", apunta la psicooncóloga. De ahí que muchas personas supervivientes de cáncer "experimenten situaciones de angustia cuando empiezan a distanciarse de los tratamientos, toca la revisión o esperan los resultados de estos", añade la psicóloga clínica Mónica Jiménez, del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz.
Cuanto más tiempo pase, menores serán los miedos. Aunque estos dependerán de la personalidad, la percepción individual de vulnerabilidad, la edad al diagnóstico, la situación familiar y apoyo social, la capacidad de afrontamiento de los problemas y situaciones difíciles, las habilidades de comunicación, etc.
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Estrategias para supervivientes
Para ayudar a las personas que han superado un cáncer a vencer sus miedos y seguir adelante con su vida, las psicooncólogas Carmen Yélamos y Mónica Jiménez nos ofrecen varias claves que ayudarán a aceptar lo que ha ocurrido y a interiorizarlo para que no cambie la vuelta a la normalidad:
Retoma tu vida despacio. Es importante respetar los propios tiempos en la medida de lo posible, mantener momentos de descanso, de autocuidado y de actividades gratificantes que permitan 'recargar pilas' para poder afrontar el malestar si aparece. Hay que entender que se trata de una reacción normal frecuente al terminar los tratamientos, que facilita parar y reflexionar sobre lo vivido para poder asimilarlo. Por eso, hay que permitirse expresar este malestar para que se vaya atenuando y poder recibir apoyos del entorno. Tras haberlo expresado, se podrá conectar con la fortaleza individual para buscar soluciones a las dificultades.
Resuelve tus dudas. Las estrategias y recomendaciones para vencer miedos e incertidumbre se centran en primer lugar en la confianza y apoyo en el equipo médico. Es importante que, ante cualquier duda, interrogante o necesidad de información se acuda al especialista, de tal forma que pueda disminuir la incertidumbre y miedo y aumentar la sensación de control.
Aprende a regular las emociones. Por ejemplo, hablarse a uno mismo con declaraciones positivas que tranquilicen, practicar la relajación, respiración, tratar de distraerse, aplazar las preocupaciones a aquellos momentos en los que se puedan analizar dedicando un tiempo a ello sin que nos invadan el día a día. Finalmente, ganar seguridad implica aceptar la incertidumbre y aprender a vivir sin tener un control absoluto sobre las cosas.
Apóyate en la familia. El apoyo de la familia sigue siendo importante. Esta puede informarse sobre los tratamientos, las revisiones, las reacciones emocionales más habituales y puede mantener una actitud positiva, favorecer un clima de comunicación y sinceridad, así como recurrir al sentido del humor, para desdramatizar, pero siempre de manera adecuada y con tacto.
Céntrate en el presente. Son muy útiles las técnicas orientadas al momento presente, como el mindfulness, para la gestión de los aspectos emocionales y los miedos, así como acudir a terapias de grupo que permitan compartir la experiencia y trabajar en el afrontamiento de los miedos comunes. Las actividades físicas o corporales, como el deporte, en la intensidad tolerada por cada persona o el baile, también pueden ser de gran ayuda en la regulación emocional.
Pide ayuda psicooncológica. Si la situación de miedo dificulta que la persona pueda llevar a cabo su día a día personal, laboral o social, es recomendable solicitar atención psicológica especializada. La AECC tiene más de 250 psicólogos a lo largo del territorio nacional que pueden ayudar en este proceso a la persona que lo necesite. Para contactar: 900 100 036 (24 horas al día, todos los días de la semana).
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