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Los galgos son altos y largos, tienen la cabeza larga y fina, orejas semirectas y unos pequeños ojos en forma almendrada. Tranquilos, nobles, limpios, inteligentes, cariñosos y, por supuesto, elegantes. Además, son dormilones, tienen un carácter muy sociable y les encanta jugar con otros canes y correr a toda velocidad. Sin embargo, desgraciadamente son una de las razas más castigadas de nuestro país. La inmensa mayoría de los perros llevan a sus espaldas un pasado trágico marcado por el maltrato y el abandono. Tanto es así que varias asociaciones como SOS Galgos estiman que cada año se abandonan a 150 000 animales, un tercio de ellos galgos. Este es el principal motivo por el que se ha creado el Día Mundial del Galgo, una jornada para denunciar la difícil situación en la que se encuentra inmersa esta maravillosa especie.
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Los favoritos de los cazadores
La velocidad de los galgos, que pueden alcanzar hasta los 60 kilómetros por hora, así como su privilegiado sentido de la vista, que les permite cazar conejos y liebres en jaurías, los convierte en especies únicas y de gran interés para los cazadores. No obstante, cuando pierden su 'efectividad' y, en definitiva, dejan de ser útiles como herramientas de caza o corredor de carreras, son abandonados o en el peor de los casos sacrificados de la forma más cruel: ahorcados en árboles, matados a tiros o arrojados a un pozo. Se les abandona simplemente cuando tienen una pata rota porque no pueden cazar de nuevo.
Sin embargo, no solo el desenlace es duro. Según PACMA, España es el único país de la Unión Europea que permite la caza con galgos, la única modalidad de caza donde los animales hostigan y matan a las presas directamente. En Francia, este tipo de caza está prohibido desde 1844. Para poder llevar a cabo esta cruel práctica, los animales son sometidos a durísimos entrenamientos para probar su resistencia y fortaleza.
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Una segunda oportunidad
Estos son solo algunos de los motivos por los que muchas asociaciones de España unen esfuerzos para pedir una segunda oportunidad para los galgos, unos animales que pueden ser unos fantásticos compañeros de vida. El día elegido para celebrar el Día Mundial del Galgo no es aleatorio. Se trata del 1 de febrero, fecha que marca el final de la temporada de caza y, por consiguiente, el inicio del calvario para muchos de ellos.
No cabe duda de que son muchas las personas volcadas en ayudar a estos canes. Una de ellas es la realizadora Irene Blánquez, una mujer que ha alzado la voz a través del documental independiente Febrero, el miedo de los galgos. En la cinta, que es el resultado de más de dos años de trabajo, la directora narra la terrible situación que viven decenas de miles de galgos en nuestro país. Lo hace a través de diferentes entrevistas con animalistas y galgueros para mostrar, de este modo, las dos caras del mundo que rodea al galgo español.
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