Vivimos en una sociedad que no deja de experimentar cambios y transformaciones. Por un lado, se está avanzando en campos como la tolerancia, el respeto y la aceptación, sin embargo, hay una marcada tendencia también hacia el individualismo y la competitividad, algo que no es especialmente favorable para el trabajo en equipo y que se ha fomentado desde el seno de la propia empresa. "Los efectos son evidentes: incremento de casos de depresión, ansiedad, estrés, síndrome del trabajador quemado…", tal y como recoge Guillermo Ballenato en su libro Trabajo en equipo, dinámica y participación en los grupos. Efectos que no permiten la cohesión, fundamental para la consecución de objetivos.
En este sentido, y desde hace unos años, las compañías han puesto el foco en favorecer dinámicas que mejoren el trabajo en equipo, proponiendo, por ejemplo, actividades de team building, que 'saquen' al trabajador de su espacio laboral para colocarlo en otro más lúdico y relajado, en el que trabajar esa necesaria cohesión entre grupos. Con la irrupción del coaching, se han explorado nuevas vías para reforzar estos lazos y focalizar el esfuerzo de cada uno de los miembros en un objetivo común, a través de sesiones o figuras como la del shadow coach. Resolución de problemas, discusión positiva, apertura de mente o creatividad son algunos de los elementos que entran en juego en este tipo de trabajos. Te descubrimos algunos de ellos:
'Brainstorming'
Es uno de los métodos más usados y, sin embargo, no siempre se ejecuta bien. Se trata de una reflexión abierta y creativa en la que se busca generar ideas en grupo. En una primera fase se abre un tiempo de expresión de ideas espontáneas, por muy absurdas que puedan parecer, primando la cantidad sobre la calidad. Es necesaria la figura del mediador, que irá anotando las ideas a la vista de todos los miembros y dará paso a una segunda fase de evaluación, en la que se seleccionan, valorar, debaten o complementan.
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Seis sombreros para pensar
Edward Bono es el creador de esta técnica, que pretende colocar al participante en diferentes perspectivas y puntos de vista con el fin de desarrollar un pensamiento paralelo. Se trabaja con seis sombreros imaginarios, que representan lo siguiente: pensamiento centrado en los datos (blanco), en las emociones (rojo), en el juicio y la cautela (negro), en lo positivo (amarillo), en la creatividad (verde) y en la sintetización y conclusiones (azul). Los miembros del grupo se van poniendo y quitando estos sombreros para explorar todo tipo de caminos de cara a la resolución de un problema o reto creativo.
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El Zeppelín
Cada participante asume un personaje (médico, político, profesor y basurero). Todos viajan a bordo de un zeppelín y se da una situación de emergencia que exige prescindir de uno de ellos. Cada uno deberá defender su importancia y llegar a una resolución común. Un observador externo supervisará la actividad y analizará los roles que cada persona toma en el proceso de defensa y discusión.