Parece que el mundo del yoga es inagotable. El número de adeptos a esta disciplina crece exponencialmente, los centros amplían sus servicios dirigidos a cuerpo y mente e, incluso, hay estudios que se dedican de forma monotemática. Si a esto unimos que periódicamente surgen nuevas versiones -como SUP yoga o yoga climbing- y que es toda una tendencia en el universo de las redes sociales, el cóctel es todo un éxito.
En este sentido, un nuevo método acaba de aterrizar en las salas y promete convertirse en una verdadera fiebre fitness: el music flow yoga. El gran añadido es que combina esta disciplina milenaria con una música muy particular, la electrónica, explorando las posibilidades que este estilo aporta a la expresión corporal. El resultado es una práctica más dinámica en la que, igualmente, se trabaja la respiración y la postura.
La música electrónica es un clásico para la práctica deportiva, por su capacidad de motivación y su ritmo, pero jamás hubiéramos imaginado que armonizaría con unas técnicas más cercanas a la meditación que al spinning. Mejora del tono, la coordinación, la flexibilidad y el equilibrio son solo algunos de los beneficios atribuidos al yoga que, además, cuenta con fines terapéuticos, pues ayuda, por ejemplo, a dormir mejor o aliviar determinados dolores.
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Música y deporte
Según recoge The Guardian, existen investigaciones que aseguran que la música puede aumentar el rendimiento deportivo hasta en un 15%, oportunidad que se ha aprovechado a la hora de crear esta nueva tipología con el fin de sacar el mayor partido a los diferentes asanas que se recorren en una sesión. Así lo ha hecho, por ejemplo, Anamaya Project -centrado en hacer confluir música y yoga- que presentaba recientemente esta corriente en el concept Lamarca de Madrid, un edificio rehabilitado del siglo XIX que es, actualmente, uno de los lugares de moda de la capital, dedicado al bienestar y la vida saludable.
Los ritmos pausados y las relajantes melodías creadas con instrumentos tradicionales han dado paso a acabados electrónicos y bases tribales en este nuevo método, que es un paso más dentro del yoga flow en el que las posturas fluyen de una a otra como si de un baile se tratase. Algunos rostros conocidos del panorama celeb nacional ya han caído rendidos a la práctica del music Flow, como Miguel Abellán, Cayetana Guillén-Cuervo o Carola Baleztena, quienes se han mostrado públicamente seguidores del yoga y prescriptores de sus positivos efectos tanto para el cuerpo como para la mente.
Pese a que en un primer momento nos puede resultar complicado entender cómo el yoga puede combinar con este tipo de música, lo cierto es que es un estilo que se emplea a nivel terapéutico en diferentes campos, como en dinámicas de Gestalt. No en vano, en Argentina surgió hace años el concepto de yoga rave, una fiesta que combina meditación, yoga y música rock, pop o electrónica y que se ha exportado internacionalmente.
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