Problemas del aparato digestivo causados por los excesos

El estómago nos avisa de forma activa de aquellas comidas que le resultan pesadas y de las que tiene problemas para digerir. Cuanto más escuchemos sus advertencias, mejor nos sentiremos.

Por Cristina Soria

Estamos en continuo contacto con nuestro aparato digestivo, ya que cada vez que comemos estamos dándole trabajo y cuando algo no va bien nos lo hace saber mediante molestias como el dolor, la acidez, los gases o el estreñimiento. En gran medida, todas las molestias son avisos para que moderemos nuestra alimentación, limitando los excesos y eliminando alimentos y productos que pueden estar produciendo estas dolencias.

Gastritis

Los alimentos fuertes o picantes pueden producir un dolor agudo que curiosamente se calma cuando ingerimos más comida. Esta molestia es intermitente, y si no se atiende puede convertirse en una enfermedad crónica.

Esto ocurre porque las paredes del estómago se inflaman cuando están en contacto con ciertos alimentos, en especial los picantes, dejando esta zona sensible, vulnerable y dolorida. Resulta curioso que precisamente sea ingiriendo más comida cuando este dolor se amortigua, pero esto ocurre porque cuando ingerimos alimentos sube el PH del estómago y baja la acidez, y en respuesta nuestro organismo aumenta la secreción de ácidos.

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Ante la gastritis, la opción es cortar por lo sano con los alimentos que nos producen estos síntomas, porque su ingesta continuada puede hacer irreversible que la padezcamos, y habría que eliminar de nuestra dieta alimentos que producen esta secreción ácida. En general se trata de vigilar que las comidas no estén muy elaboradas, y que se basen en preparaciones suaves de carne o pescado, patatas, pasta… Y sin salsas.

Sin embargo, hay alimentos que parece que nos reconfortan y crean un falso bienestar que luego se transforma en un efecto rebote. Este es el caso de los refrescos de cola, que son desaconsejables en caso de molestia estomacal, pero se consumen porque en un primer momento parece que calman el dolor. Lo mismo ocurre con la leche y con las manzanas.

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Reflujos y ardores

Cuando cometemos excesos en nuestra alimentación uno de los problemas digestivos más típicos son los reflujos y ardores. Se trata de una sensación en el esófago similar a un ardor, que sube hasta la garganta y la boca. Además de estar provocado por excesos en la alimentación, en ocasiones son resultado del estrés o del embarazo.

Sin embargo, a veces se confunde el reflujo con el ardor. Este primero  se localiza detrás del esternón, en una zona inferior, y esta molestia permanece localizada y sin sensación de avance por el aparato digestivo. Sin embargo los alimentos que producen ambas son los mismos.

Los alimentos que debemos evitar son aquellos con grasas, picantes, fritos y rebozados. El tomate frito, los embutidos y el alcohol también son desaconsejables si padeces esta acidez. Por otro lado, si mantenemos una alimentación suave a base de carnes o pescados, cocinados a la plancha o al horno, pastas y verduras, estaremos evitando que el ácido suba por el esófago y sintamos esa sensación de irritación.

Gases y estreñimiento

Hay alimentos que producen gases y si somos propensos o estamos experimentamos una sensación general de hinchazón, sería bueno tenerlos en cuenta y limitarlos. Se trata de aquellos productos que tienen aire, como las bebidas con gas, pero también la coliflor, el repollo y las legumbres. Beber agua muy a menudo también produce gases, porque al beber estamos ingiriendo aire.

Otro problema digestivo es el estreñimiento, aunque en este caso las causas pueden variar mucho y no siempre tienen que ver con la dieta. Pero, por regla general, lo podemos paliar con una alimentación rica en fibra, es decir, en hortalizas, verduras, frutas y legumbres; bebiendo por lo menos dos litros de agua al día y evitando carnes y quesos.

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