El hígado es aún un órgano interno poco reconocido al que no le prestamos demasiada atención y, sin embargo, es el más grande del cuerpo humano, sólo superado por un órgano externo, la piel. Además, es el único con la capacidad de regeneración propia y atesora más de 500 funciones depurativas para eliminar sustancias que pueden afectar a tu salud y restarte energía.
Entre las funciones más importantes del hígado están la de combatir infecciones, neutralizando toxinas, producir hormonas y proteínas y llevar un control del nivel de azúcar en sangre y favorecer su coagulación.
Este órgano es el auténtico responsable de la desintoxicación, tan de moda en estos tiempos. Y pese a que existen muchas tendencias de alimentación “detox”, lo cierto es que la única manera efectiva de que nuestro organismo se libere de toxinas y de sustancias que no le benefician es por medio de la acción del hígado, y él es autosuficiente y en condiciones normales no necesita demasiada ayuda.
Leer: Moringa, la última 'superfood' detox en llegar a tu dieta
Sólo en el caso de que desarrollemos una enfermedad hepática, obesidad abdominal o resistencia a la insulina, deberemos poner en marcha nuestras alertas para controlar la salud de nuestro hígado. Y de esta forma, el control de aquello que comemos puede afectar de forma decisiva a nuestros niveles de inflamación, resistencia a la insulina y el nivel de lípidos en sangre.
Una alimentación saludable con atención al hígado
Ayudar a nuestro hígado nunca está de más, y debemos entenderlo, no solamente como un empujón puntual a nuestra salud hepática, sino como una mejora general de la calidad de vida. Por lo tanto, nuestra alimentación y mantener unos hábitos de dieta saludable redundarán en diversos aspectos de nuestra salud.
- Ajos: son antioxidantes y antiinflamatorios, porque ayudan a la desintoxicación de la sangre. Esto es así porque contienen un aminoácido esencial que está relacionado con el hígado, llamado arginina. Pero también aporta vitaminas B6 y C, que luchan contra el colesterol de baja intensidad y ayudan a prevenir los daños celulares.
- Pomelos: cada pieza de esta fruta contiene alrededor de 70 miligramos de glutationa, que a su vez está constituido por tres aminoácidos: glutamato, cisteína y glicina. Este tripéptido se produce en el hígado y aportar una ayuda extra puede ayudar a este órgano, pues esta sustancia está implicada en varios procesos de desintoxicación de las 500 que realiza el hígado.
- Aguacates: esta fruta también tiene altos niveles de glutationa y, además, aporta dos importantes antioxidantes, las vitaminas C y E. De la misma forma, aporta a nuestro organismo ácidos grasos esenciales, que son clave para ayudarnos en la regulación del colesterol.
- Frutos secos: muchos frutos secos aportan L-Arginina, que es un aminoácido esencial que también favorece los procesos hepáticos. De entre todos los frutos secos, las nueces son una de las que más aportan este nutriente, que además es saciante.
- Te verde: las catequinas del té verde le convierte en una bebida muy saludable con un poder antioxidante muy a tener en cuenta. Además, esta sustancia es un flavonoide, que ayuda a proteger a los tejidos de los radicales libres.
- Aceite de oliva: este superalimento aporta ácidos grasos omega 3 y vitamina E, y con ellos estamos ayudando al hígado a eliminar los restos de desechos, mientras que prevenimos la oxidación celular. También ayudamos al control del colesterol y potenciamos nuestro metabolismo.
Leer: ¿Necesitas una cura 'detox'?