Todos conocemos las múltiples utilidades de las hierbas aromáticas en nuestra cocina. Además de su uso para reducir la sal de nuestro menú o su consumo en deliciosas infusiones, este tipo de plantas poseen la capacidad de reinventarse en deliciosas salsas y su conservación puede convertirse en un sinfín de ideas creativas para nuestras recetas estrella. Sin embargo, no todo el mundo sabe que las hierbas aromáticas son realmente versátiles y pueden cumplir otro tipo de funciones que no sean las meramente culinarias y empleadas como remedio para mitigar determinadas dolencias o como gran aliado de nuestro hogar
El uso medicinal de las hierbas aromáticas es uno de los más conocidos después del gastronómico. Muchas de estas plantas poseen determinadas cualidades que, aunque hay que dejar muy claro que no se trata de medicamentos, pueden aliviar los síntomas de algunas enfermedades. Una de las más conocidas es la albahaca cuyas propiedades anti-inflamatorias y beneficiosas para la digestión la convierten en una gran aliada del sistema digestivo. Junto a ellas el perejil (gran desinfectante intestinal), la mejorana (muy efectiva para aliviar la tos), la menta (muy útil para evitar náuseas y con un claro componente refrescante) o el tomillo (para ayudar a conciliar el sueño). Estas y otras, como hemos descrito, son la base de algunos remedios caseros para suavizar procesos catarrales o paliar molestias digestivas entre otros.
Como su propio nombre indica, las hierbas aromáticas poseen una cualidad (su aroma) que puede servir para ambientar y proporcionar un olor agradable, tanto a nuestro cuerpo como a cualquier estancia de nuestra casa. Así, mezclar plantas como la lavanda con un aceite esencial neutro puede transformar este producto en un perfume original y diferente a cualquier colonia de tipo comercial. Junto a esta existen otras hierbas como la menta, el estragón o el tomillo que que son perfectos para fabricar un ambientador casero o para el coche. Se pueden emplear para ello en su propia maceta o bien elaborando bolsitas de tela con una o varias hierbas secas mezcladas dentro de ella.
Si además de proporcionar una agradable fragancia decoran nuestro entorno, podemos aseverar que la versatilidad de las hierbas aromáticas es innegable. El tomillo o la salvia son perfectos para dar vida a diferentes rincones sin que nos preocupe su ‘fecha de caducidad’ ya que se trata de plantas con una alta resistencia y muchas de ellas de hoja perenne. La combinación de plantas aromáticas en jarros de cristal o macetas metálicas se convierte en una propuesta estética que además aúna la practicidad de tenerlas a la vista y así fomentar su uso. Las hierbas aromáticas también son ideales para embellecer un pequeño balcón ya que, escogiendo la maceta adecuada, confieren un toque estético a modo de huerto en cualquier espacio.
Una de las cualidades más curiosas de las hierbas aromáticas es su capacidad para ahuyentar insectos. Algunas de ellas, de hecho, son utilizadas para evitar plagas en jardines y huertos. Las más conocidas para ahuyentar moscas y mosquitos son el romero o la albahaca, pero existen otras como la lavanda que terminan con polillas y pulgas o el piretro, especial para repeler hormigas, pulgones, chicharras o ácaros.