Es un hecho. Las plantas aromáticas son un gran recurrente en la mayoría de los hogares. Generalmente estas hierbas forman parte importante de nuestra vida cotidiana, aunque, en muchas ocasiones, no seamos conscientes de su presencia en el día a día. La nueva tendencia en alza de la alimentación saludable y los buenos hábitos nutricionales ha vuelto a poner de moda el uso de este tipo de aderezos en nuestros hogares. No obstante, en muchos casos declinamos la idea de comprarlas frescas por miedo a que se echen a perder o pierdan sus propiedades pasados los días. Por suerte, existen algunos trucos muy útiles para evitar este desenlace y al mismo tiempo conseguir sacar el máximo partido de las mismas en nuestra cocina.
Utilízala como una saludable alternativa a la sal. El uso de las hierbas aromáticas como alternativa a la sal en nuestra alimentación diaria está contribuyendo a que su consumo haya aumentado exponencialmente, y por tanto se haya reducido la ingesta de sal. Al igual que sucede con las especias (derivadas de las raíces y semillas de la planta), las hierbas aromáticas (provenientes de la hoja de la misma) poseen la capacidad de potenciar el aroma y el olor de los alimentos. Un punto a favor para hacer crecer el atractivo de nuestros platos. Su uso en nuestro menú diario contribuye así a evitar el miedo a que este producto pierda su valor con el paso de los días.
Alarga su vida en el frigorífico: Para ello es muy importante aplicar un proceso de secado previamente. Lo más aconsejable sería lavar la hierba en sí con agua y secarla al máximo con la ayuda de un centrifugador de lechuga. Si no se posee este artilugio en casa, se recomienda secarlas muy bien con un papel de cocina para que no quede resquicio alguno de agua (y evitar así que se pudran). Una vez despojadas de la humedad es conveniente depositarlas en un recipiente abierto en el frigorífico durante 30 minutos. Transcurrido este tiempo se cierra la tapa del recipiente y se deja en dentro del refrigerador. Este truco te ayudará a que su frescura se mantenga durante 15 o 20 días.
Otra de las opciones para sacar el máximo partido a las hierbas aromáticas es, sin duda, transformarlas en una infusión natural. Son sin duda, las mejores plantas para conseguir un magnífico te o infusión con interesantes propiedades para nuestro organismo, dependiendo de la hierba que elijamos. Por ejemplo, el té de lavanda posee un atractivo sabor y también se recomienda para aliviar el dolor de cabeza, así como para relajarse. La menta, la melisa, el tomillo o incluso el orégano son otras de las hojas ideales para su consumo como agua de hierbas.
Crear originales cubitos de hielo con aceite de oliva o agua. Para preparar exquisitos mojitos es muy recomendable sumergir la menta en agua y colocar la mezcla en los tradicionales envases para cubitos. Una vez congelados podremos hacer uso de ellos en cualquier momento que los necesitemos. Otra alternativa muy original es mezclar la hierba con aceite de oliva y hacer la misma operación (congelarla en un recipiente de cubitos). Una vez congelados se recomienda sacar el cubito de aceite y hierbas del recipiente y cocarlos ya en estado sólido dentro de una bolsa de plástico para facilitar su uso individualmente.
Congela tu salsa favorita. Si tienes mucha cantidad de albahaca y no sabes como emplearla, puedes cocinar una exquisita salsa al pesto y congelarla en diferentes recipientes y así disfrutar de un suculento plato de pasta con el aliciente de una salsa natural y fresca en cualquier momento.