Es una de las temporadas más complicadas para un recién nacido. La aparición de los primeros dientes del bebé se convierte en una auténtica pesadilla también para sus padres, ya que en muchas ocasiones no hallan la forma de calmar el dolor y las molestias que sufren en las encías, así como otras secuelas derivadas de este proceso natural (como la excesiva salivación e irritaciones producidas por las heces). Cuando las piezas comienzan a salir ejercen presión sobre el tejido que la recubre y, a medida que el diente va saliendo, la zona se inflama siendo así más sensible a cualquier tipo de roce. Por si esto fuera poco, la excesiva salivación y el dolor provocan que el bebé se muestre más inapetente, irritable y en muchas ocasiones tenga serios problemas para conciliar el sueño.
Dependiendo del grado, y según los casos, lo más conveniente es visitar al pediatra periódicamente, con el fin de que un profesional sea el encargado de valorar el caso de nuestro bebé y aplicar las soluciones pertinentes para suavizar el sufrimiento del pequeño. No obstante, existen diferentes remedios caseros que pueden ser muy útiles para complementar cualquier tipo de medicación o simplemente para mitigar los molestos efectos secundarios de la dentición.
Los mordedores son la primera opción que todos los papás ponen en práctica cuando a sus pequeños les llega el momento de recibir los primeros dientes. Cada vez son más numerosas las firmas especializadas en productos para recién nacidos que incluyen la posibilidad de que estos puedan ser enfriados en el congelador, con el fin de que ayuden a suavizar el dolor provocado por el ardor de las encías. Si no disponemos de estos ‘ayudantes’, la fruta congelada es la mejor opción para que los pequeños, además, disfruten con el sabor de su mordedor natural.
El aceite clavo es considerado por muchos papás como un remedio casero casi infalible para calmar la molestia del nacimiento de los primeros dientes. Disponible en los herbolarios posee un activo llamado eugenol que hace las veces de analgésico natural y tiene propiedades calmantes y antiinflamatorias. Se recomienda mezclar con unas gotas de aceite de oliva y masajear la encía del bebé durante unos minutos. Precisamente los masajes realizados de forma suave y sin añadir ninguna sustancia suelen funcionar, aunque sus efectos no son muy duraderos.
Como sucede con el clavo, el jengibre posee múltiples cualidades antiinflamatorias y analgésicas. Cortar una porción de la raíz y frotarla por la encía con mucha suavidad, suele dar muy buenos resultados a corto y medio plazo.
Aunque los bebés tienden a introducirse cualquier objeto en la boca cuando la dentición llega a sus vidas, no todos son aptos ya que muchos pueden provocarles daños y por consiguiente más dolor añadido. Las cucharillas de metal suelen ser un gran aliado para que, tras dejarlas durante un rato en el congelador, las frotemos con mucho cuidado en la encía de nuestro pequeño.
Nada como los brazos de mamá para que los bebés calmen cualquier dolor y molestia en su despertar a la vida. La lactancia materna ayuda al pequeño para sentirse confiado y tranquilo. El mero hecho de succionar alivia su dolor y, al mismo tiempo, ayuda a alinear sus dientes durante el brote de los mismos.