Las alergias alimentarias hacen que nuestro sistema inmunitario reaccione de forma desproporcionada contra la proteína que aporta un alimento en concreto. Es un error, por tanto, de nuestro organismo, que cuando entra en contacto con este nutriente entra en cierto colapso. Los síntomas más comunes de una alergia producida por un alimento son urticaria, hinchazón, vómitos, bajada de la tensión, dificultad para respirar y picor de ojos
Aunque la mayoría de las alergias alimentarias permiten llevar una vida plenamente normal, vigilar la reacción alérgica de los alimentos es una cuestión muy delicada porque en el caso de obtener un diagnóstico que confirme una alergia, es necesario evitar de forma rigurosa la ingesta de ese alimento para prevenir poner en riesgo nuestra salud.
Porque aunque lo cierto es que no somos alérgicos a nada de nacimiento, sí podemos tener cierta predisposición genética a que un determinado alimento nos produzca una reacción. Y en el caso de las frutas y verduras esta situación suele guardar una relación directa con la alergia al polen.
Sin embargo, las alergias de tipo alimentario están creciendo, y en la últimos 10 años incluso han duplicado su diagnóstico en la población. Un 8% de los adultos sufren algún tipo de alergia alimentaria, y un 5% de los niños también.
Las alergias no tienen cura, y generalmente van a más cuando se reitera la ingesta del alimento que nos produce una mala reacción. Inicialmente son síntomas leves, como un leve escozor, inflamación o un sarpullido temporal. Pero existen complicaciones muy graves, como la inflamación del sistema respiratorio, que podría desencadenar una imposibilidad total para respirar y por tanto un riesgo de asfixia, o una reacción en los órganos internos de difícil solución.
Leer: ¿Sabes cuál es la diferencia entre alergia e intolerancia?
Aunque existe una lista con los 160 alimentos más comunes en cuanto a alergias, la legislación internacional ha determinado los seis alimentos que constituyen el grueso de los casos clínicos habituales y que a su vez resultan muy comunes.
De esta forma, la alergias son ya tenidas en cuenta por la sociedad como un problema de salud al que se enfrentan millones de personas. La obligación de los restaurantes de disponer de un listado que recoja el uso de los alimentos más alérgicos (los llamados “alérgenos”) pone en mano del consumidor la posibilidad de evitar una reacción alérgica cuando son conscientes de que son sensibles a un alimento.
Lácteos
La alergia a la proteína láctea se manifiesta generalmente desde la infancia, aunque conviene tener en cuenta que esta alergia no es lo mismo que la intolerancia, que se suele desarrollar más en una edad adulta. La diferencia entre una alergia y una intolerancia es que la primera puede tener consecuencias fatales, y la segunda provoca síntomas molestos, pero no son graves.
Cereales
Muchos cereales producen alergia, pero el que más es el trigo. Es por esto que se determina que los bebés no deben consumir cereales hasta el sexto mes, para evitar una reacción alérgica en los primeros meses de vida. En una época adulta el cereal que despierta más alergias, curiosamente, es el arroz.
Leer: ¿Está relacionada la dermatitis atópica con las alergias a los alimentos?
Huevos
Como verás, muchos de los alérgenos más populares son ingredientes cotidianos de cualquier preparación. El huevo es uno de los más peligrosos, porque hay incontables platos que lo contienen y es difícil identificar con facilidad cuándo una preparación casera o en un restaurante se incluye este ingrediente. De ahí que la lista de alérgenos de los restaurantes sea tan importante. Además, hay alérgicos al huevo que no solo pueden sufrir reacciones al ingerirlo, sino simplemente con tocarlo.
Pescados y mariscos
El 10% de los alérgicos a algún alimento lo son al pescado, lo que constituye uno de los alimentos más importantes de la lista de alérgenos, porque su influencia en quienes lo sufren es muy profunda. Inhalando vapor de un pescado cocido ya pueden sufrir los síntomas alérgicos, que además son de lo más graves: dificultad respiratoria, ronchas en la piel y crisis de asma. Sin embargo, quien es alérgico al pescado, no siempre lo es al marisco, y viceversa. Son dos alergias distintas pese a que ambos provienen del mar y tienen un índice de persistencia muy alto.
Frutos secos
Las avellanas, las nueces y los cacahuetes son los frutos secos que más alergias producen. Y en un segundo grupo estarían los pistachos, piñones y anacardos. Al igual que el huevo y la leche, los frutos secos se encuentran en muchos productos preparados, alimentos procesados y condimentos. Es muy difícil seguir la pista de todos los productos que lo contienen pues fácilmente se encuentran en bollería, salsas, helados, galletas...
Frutas
Entre todas las frutas que producen alergias, el melocotón, el kiwi y el plátano son las más recurrentes. Sin embargo, la alergia a las frutas suele ser algo menos virulenta que la de otros alimentos, como el pescado. Suele demostrarse con síntomas relacionados con la piel: picores, sarpullido, hinchazón y ronchas. Especialmente en la zona de la boca que ha tenido contacto con la fruta.
Cuando desarrollamos una alergia al melocotón, posteriormente existen muchas posibilidades de que las ciruelas y los albaricoques también nos la produzcan. A esto se le llama “alergia cruzada” y la única forma de detenerla es frenar el consumo de estas frutas tan pronto percibimos que podemos sufrir una alergia alimentaria.
Leer: ¿Saben los profesores reaccionar ante un brote de alergia en el 'cole'?