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La actuación del hombre ha deteriorado numerosos ecosistemas. Los océanos son unos de los grandes perjudicados, afectando especialmente a los arrecifes de coral, donde cohabitan múltiples especies. Recientemente hablábamos de los daños medioambientales que habían provocado en la última década hordas de turistas en Maya Bay, el enclave tailandés en el que Leonardo DiCaprio rodó la popular película La Playa. Después de cerrar la bahía al público durante varios meses, los investigadores han notado una sustancial mejoría en los arrecifes de la zona. Pero además de esta radical medida, se decidió sembrar de manera artificial más de 3.000 corales con la intención de que 'la playa' recupere todo su esplendor.
Aunque en muchas ocasiones se los confunda con plantas, los corales son animales. Pertenecientes a la familia de los nidarios, como las medusas o las anémonas, viven en simbiosis con otras algas y suelen producir un esqueleto de carbonato cálcico que les otorga ese aspecto rocoso. Viven en el fondo de los mares tropicales, respiran, comen, producen deshechos y, al morir, se convierten en fósiles, que unidos, dan lugar a los arrecifes coralinos. Estos no solo sirven de barrera natural contra huracanes y otros fenómenos meteorológicos, también ayudan a evitar la erosión de las costas y son los lugares marinos en los que existe mayor diversidad biológica.
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En peligro de extinción
El aumento de las temperaturas, turismo, las malas prácticas de agricultura y pesca y otros factores han provocado que los corales se encuentren actualmente en peligro de extinción, ya que, según la ONU, más de un 70% del total se encuentran amenazado. Para luchar contra estas medidas, existen numerosas organizaciones que se dedican a 'plantar' de manera manual corales en los arrecifes. Un proceso lento que se ha visto agraviado por el deterioro de las zonas rocosas en las que estos deben agarrarse para poder crecer.
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Medidas de conservación
Para evitar la muerte de estos importantísimos animales en el medioambiente, los científicos han desarrollado un método artificial en el que los corales tienen muchas más posibilidades de sobrevivir y crecer en su entorno. A raíz de diferentes mecanismos de conservación, varias organizaciones de todo el mundo luchan por la protección de los corales a través de la creación de 'guarderías' en las que se vigila su crecimiento y posteriormente se trasladan a los arrecifes. Bien sea a través de cuerdas, en los que estos se agarran hasta tener un tamaño considerable y posteriormente se mueven a los arrecifes, como hacen desde Procoreef; o mediante diferentes dispositivos rocosos en los que las larvas de coral, reproducidas artificialmente, se asientan y pueden crecen directamente, como hacen en la ONG Secore Internacional.
"Incluso con una fuerte acción para reducir el cambio climático, se pronosticó que las temperaturas del agua seguirán aumentando y estabilizándose a niveles muy estresantes para los corales", decía recientemente David Mead, líder del Programa de Restauración y Adaptación de Arrecifes de Australia (RRAP) y del Instituto Australiano de Ciencias Marinas (AIMS, por sus siglas en inglés). "El Programa de Restauración y Adaptación de Arrecifes apunta a crear un conjunto de medidas innovadoras y dirigidas que puedan aplicarse a la escala necesaria para ayudar a la Gran Barrera de Coral a soportar las crecientes amenazas a las que se enfrenta. Estamos trabajando con expertos de todo el mundo en un enfoque 'sin piedra' para investigar nuevas e innovadoras técnicas que podrían marcar la diferencia en miles de millones de corales distribuidos en miles de kilómetros cuadrados", añade.
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