Como cada año, en las épocas de más frío, solemos coger un resfriado o la gripe. Algunas personas, incluso, encadenan un episodio tras otro. Es cierto que, en muchas ocasiones, resfriarse más de lo normal puede deberse a que nuestras defensas están algo más bajas. Pero, lo más probable, es que el ambiente esté cargado de agentes patógenos que encuentren en nuestro organismo su mejor huésped para replicarse.
Y es que, generalmente, pensamos que solo podemos contagiar a los demás nuestros virus cuando 'incubamos' la enfermedad, es decir, cuando aún no se está manifestando con toda su fuerza. Pero la realidad es que podemos 'pegárselo' a otros en cualquier momento. Es más, las superficies que se encuentran a nuestro alrededor también pueden ser un foco de infección, puesto que algunos microbios pueden vivir fuera más de 24 horas. De ahí, la importancia de mantener una buena higiene, tanto personal como doméstica y en la oficina, procurar estornudar o toser tapándonos la boca y, si estamos enfermos, quedarnos en casa.
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Virus e invierno
Para comprender mejor cómo funcionan los virus y cómo pasan de un cuerpo a otro, así como qué debemos hacer para protegernos y evitar enfermar, hablamos con la doctora Betsaida Ajtujal, médico de familia de Blua de Sanitas. La especialista nos explica que este tipo de virus que nos provocan el resfriado o la gripe están más activos en inverno porque sobreviven mejor cuando las temperaturas son bajas y en el ambiente hay poca humedad. Además, para guarecernos del frío, nos refugiamos en espacios cerrados en los que puede haber otras personas enfermas que nos transmitan el germen. Porque solo con que estemos a un metro de distancia de la persona infectada, podemos exponernos a estos microbios. Además, la calefacción reseca el aire y nuestras mucosas, con lo que aumenta nuestra susceptibilidad a infectarnos.
Somos más contagiosos en los primeros tres o cuatro días después de contraer la enfermedad. Este período corto, asociado a la gran cantidad de partículas virales con capacidad para infectar y que solo requiere de una pequeña cantidad para infectar a otra persona susceptible, explica la explosividad de las epidemias. Pero no hay que olvidar que podemos transmitir estos gérmenes en cualquier momento, incluso siete días después de la infección. Cuando se trata de personas con el sistema inmunológico deprimido, el periodo de riesgo puede ser aún más largo.
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Modifican su estructura
Por otro lado, un motivo de consulta general en los centros de salud es la preocupación de muchos pacientes que no dejan de encadenar un resfriado con una gastroenteritis y otro catarro. Como decíamos, puede deberse a que nuestras defensas están algo debilitadas. Pero no necesariamente, ya que los virus mutan y eso hace que no tengamos los anticuerpos apropiados para luchar contra ellos.
En concreto, el virus de la gripe tiene un gran poder para cambiar su estructura, nos recuerda la especialista en medicina general. Estas mutaciones son, precisamente, la causa por las que cada año se tienen que revisar las vacunas, para protegernos de las cepas que van a circular en ese invierno.
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