Las propiedades del fruto de saúco han sido puestas en prácticas desde épocas remotas de la humanidad. Ya los egipcios utilizaban las bayas de saúco para paliar los efectos de las quemaduras, y desde la antigüedad este árbol ha sido el remedio natural para las infecciones y los resfriados. Hoy en día la ciencia da la respuesta sobre los nutrientes de estas bayas y sus beneficios para la salud humana, porque parece que los antiguos estaban en los cierto.
Las bayas de saúco se consideran un fruto silvestre, de una apariencia similar a los arándanos, aunque en función del árbol del que se recoja y de su zona geográfica podrían cambiar de color. Las más comunes son las bayas violáceas oscuras, entre el color de una cereza y un arándano. Eso es así porque, al igual que las moras, cuando nace el fruto del saúco es de color verde, luego se torna rojizo, y según madura se vuelve más oscuro hasta coger este color negro-azulado característico.
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Tóxica cruda, beneficiosa madura
Comer estas frutas silvestres cuando aún no están maduras es totalmente desaconsejable porque sin llegar a su punto óptimo de maduración resultan tóxicas, como de hecho ocurre con otros frutos del bosque como las moras y las frambuesas. Solo cuando el fruto es oscuro puede ser utilizado para consumo humano. Esto ocurre en la misma época de las frutas silvestres más conocidas, entre agosto y septiembre, justo cuando la temperatura pasa del calor extremo a un frescor incipiente.
Aunque estas bayas se pueden comer crudas, su fuerte sabor dulce supera al de otras bayas silvestres y las formas de consumo de estos frutos son más bien como alimentos derivados como mermeladas, infusiones, zumos y vinos. Se utilizan en repostería pero también para extraer su color para teñir textiles de forma natural, porque su el tono de negro azulado de su zumo se convierte en un rojo precioso al contacto con la lana.
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Un sinfín de propiedades beneficiosas
Entre los nutrientes de las bayas de saúco encontramos flavonoides, vitaminas B1, B2, B5, B6 y C. además de ácido fólico. Y una larga lista de minerales como hierro, calcio, magnesio, potasio, fósforo, sodio y zinc. Y como todas las frutas del bosque, las bayas de saúco también aportan flavonoides, que nos defienden de las infecciones y lesiones.
Por todos esto aportes de nutrientes la bayas de saúco tienen un efecto antioxidante en nuestro organismo combatiendo el envejecimiento y previniendo la oxidación celular. Además, favorecen al sistema inmunológico como de alguna forma era entendido por los antiguos egipcios. Ayudan al tratamiento de gripes y resfriados y, evitando la congestión mucosa y paliando la sinusitis. De la misma forma, inhiben el crecimiento de las bacterias Helicobacter pylori.
Ayudan a controlar los niveles de colesterol malo y favorecen nuestra salud cardiovascular, pues no contienen grasas y el potasio que aportan mantiene equilibrados los niveles de sodio y regula la presión arterial. Además, estos frutos tienen un efecto depurativo, ayudando a la eliminación de toxinas y antiinflamatorio.
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