Las cenas navideñas se caracterizan en ocasiones por ser demasiado abundantes y pesadas. Es posible disfrutar de una cena saludable y sabrosa si tienes en cuenta algunos aspectos, de tal manera que no lamentes al final de la cena todo lo que has comido durante la misma.
A la hora de pensar en el menú
Es muy importante que lo planifiques con tiempo, para que puedas tomar buenas decisiones sin que las prisas de última hora te hagan improvisar parte de los platos.
- Los aperitivos son más importantes de lo que parecen. Por un lado debemos evitar que sean excesivos, y que nos hagan comer más de lo que debemos; y por otro lado hay que procurar que resulten ligeros. Para ello es mejor prescindir de las masas y hojaldres, y de aquellos que resulten demasiado grasos como el paté, el queso y determinados embutidos. Es preferible siempre el marisco y el jamón o el lomo ibérico.
- Un entrante bajo en grasos y rico en proteínas es posible con platos tradicionales como la sopa de pescado y el consomé, o algunos que ya se han convertido en habituales en muchas cocinas, como el tartar de atún y salmón.
- El plato principal puede ser un pescado o una carne que requieran una elaboración sencilla y se cocinen al horno, a ser posible. Añade sabor a los platos con hierbas y especias aromáticas. Y de guarnición, siempre frutas o verduras.
- Y para el postre no abuses del turrón y de los polvorones, y elabora tus propios dulces con cacao puro, frutas, semillas, canela...
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Antes de la cena
Es común pensar que no debemos comer mucho los días de las cenas navideñas, para así poder comer luego más y no saturar el estómago. Pero lo cierto es que la cena no debe equivaler a todas las comidas del día, y es importante no llegar con mucha hambre, para evitar comer el doble de lo que deberíamos.
Toma algo de fruta o come un yogur natural antes de que empiece a devorarte la sensación de hambre. De esta manera llegarás a la cena satisfecha y podrás disfrutar de la comida sin tener la necesidad de comer más de lo necesario.
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Durante la cena
Es importante que disfrutes de la comida y mastiques despacio, degustando cada bocado. Así facilitarás la posterior digestión y evitarás la ansiedad que a veces se produce al estar ante mucha comida. Además, comiendo despacio te sentirás saciada sin necesidad de una gran ingesta de comida.
También es importante moderar el consumo de alcohol, ya que tiene más calorías de las que podemos imaginar. No es necesario que dejes de brindar con tu familia, pero lo mejor es que no tomes más de dos copas de vino.
Después de la cena
Ayuda a tu organismo a digerir con facilidad la comida y a tener una buena digestión. Nada como una infusión y un paseo tras la cena para evitar una que sea pesada, con todas las molestias que esto conlleva. Por eso lo último que debes hacer nada más terminar de cenar es tumbarte o irte a la cama. Aunque te sientas muy llena o cansada es necesario que camines, aunque sea por casa, mientras hablas con el resto de invitados o ayudas a llevar los platos a la cocina. Otra forma efectiva de tener una buena digestión es organizar una sesión de baile tras los postres. Así tendrás la diversión asegurada mientras tu aparato digestivo trabaja.
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