Si vives en Madrid, es probable que desde hace poco coexista junto a los contenedores de tu calle, o en el cuarto de basuras de tu edificio, un nuevo cubo con tapa marrón. Este container está reservado para los residuos de origen orgánico y forma parte de la campaña #aciertaconlaorgánica del Ayuntamiento. Una propuesta de reciclaje por la que otras ciudades europeas, así como distintas comunidades españolas como el Guipúzcoa, Valencia, Barcelona o Zaragoza llevan tiempo aplicando.
Actualmente, casi la mitad de los residuos que genera un hogar son de origen orgánico. Para mejorar el aprovechamiento de los mismos, el Ayuntamiento de Madrid empezó a recoger este residuo de forma separada en un nuevo contenedor de color gris con tapa marrón en algunas zonas pioneras, en noviembre de 2017. A lo largo de este otoño, la recogida de residuos orgánicos por separado se ha extendido a 12 distritos de la capital, aunque en un futuro se pretende ampliar al resto de zonas.
Pero ¿para qué sirve el contenedor marrón y en qué se diferencia del orgánico con tapa naranja?
El nuevo proceso de reciclaje separa en dos el contenido que anteriormente iba en el cubo de restos (el de la tapa naranja). Por un lado, se desechará la materia orgánica, cuyo contenido puede reciclarse y convertirse en biogás y fertilizante, e irá al cubo gris con tapa marrón. Por otro, el resto de residuos no reciclables, que continuarán depositándose en el cubo gris con tapa naranja. Antes de la existencia de estos cubos, los residuos orgánicos del cubo naranja también se intentaba reutilizar los residuos a través de diferentes procesos, aunque la mezcla con otros productos de carácter orgánico hacía que las reacciones químicas necesarias para la generación de biogás fuesen menos efectivas, dando lugar a productos de poca calidad. Con este cambio, se obtendrá principalmente una mayor y mejor cantidad de biogás, así como fertilizante.
¿Cuáles son los residuos orgánicos?
Los residuos orgánicos son básicamente aquellos compuestos de materia biodegradable, como restos de fruta y verdura, de carne y pescado, cáscaras de huevo, de marisco y de frutos secos, y otros restos de comida. Las bolsitas de té, posos de café o restos de infusiones también se depositarán en el nuevo contenedor.
Por otro lado, algunos papeles usados y sucios, como las servilletas, el papel de cocina sucio y o cartones, folios y otros papeles que se hayan podido manchar con restos de comida, aceite u otras grasas, también deben reciclarse en este contenedor. No pueden ir a la orgánica si están sucios de productos no alimentarios como, por ejemplo, de pintura. Los tapones de corcho de las botellas de vino, las cerillas usadas y el serrín, así como pequeños restos de jardinería, como hojarasca plantas o ramos de flores secos, también se incluirán en el cubo marrón.
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Para poder obtener abono de calidad, es muy importante que no se deposite en el contenedor marrón residuos considerados como 'no orgánicos', que deberán seguir siendo depositados en el naranja. No van al contenedor marrón: pañales, compresas, toallitas húmedas, colillas, polvo de barrer, pelo, excrementos de animales y arena para gatos. Aunque algunos de estos elementos son biodegradables, como el pelo o los excrementos de animales, no se pueden mezclar con los residuos orgánicos ya que pueden contener microorganismos que no se destruyan a pesar del proceso de compostaje. Para evitar riesgos sanitarios, hay que depositar estos residuos en el contenedor de tapa naranja.
No obstante, si a pesar de todo existe algún desecho que no tengas claro en qué contenedor depositar, siempre es mejor tirarlo al contenedor de restos. De este modo, se elimina la posibilidad de 'contaminar' la materia orgánica con otros residuos se contaminen los procesos de generación de biogás y compostaje.