Cada vez son más las personas que necesitan eliminar de su dieta la sal. Aunque se trata de un aderezo que potencia el sabor de las recetas, lo cierto es que se trata de un condimento que realmente enmascara el gusto real de los alimentos que la componen. No obstante, los verdaderos perjuicios de la ingesta en exceso de sal atacan a la salud, motivo más que de sobra para incidir en la moderación de su inclusión en nuestra dieta diaria. El pasado mes de marzo se celebró la Semana Mundial de la Concienciación sobre la Sal, un evento en el que, como suele ser habitual, se anima a la sociedad a reducir el consumo de la misma. Entre los principales riesgos que incrementaría el consumo de sal se encuentran entre otros:
Ser la principal causa del Ictus e infartos: El consumo excesivo de sal puede provocar hipertensión arterial. Las arterias que transportan la sangre por el organismo pierdan elasticidad y se vuelven rígidas. La hipertensión es la causa principal causa del ictus y de numerosas enfermedades cardiovasculares, así como de infartos de miocardio. Los enfermos coronarios suelen verse abocados a eliminar por completo el consumo de sal por prescripción médica y, por consiguiente, a cambiar totalmente su tipo de dieta
Dificultar la función de los riñones: La sal en nuestro organismo dificulta la filtración de los riñones, la antesala de la formación de cálculos renales. Otra dolencia que toca directamente a la calidad de vida de las personas que tienen este tipo de dolencia.
Bajar la cantidad de calcio: La disminución de los niveles de calcio en nuestro cuerpo se relaciona directamente con la mayor eliminación de sodio por medio de la orina. Un fenómeno que se relaciona directamente con la ingesta de sal
Favorecer el sobrepeso: Además del favorecimiento de la retención de líquidos el aumento de la sensación de sed y provocar el aumento de bebidas (también azucaradas)
Trucos para sustituir la sal en tus comidas
El principal inconveniente que encuentran las personas que deben disminuir o eliminar por completo el consumo de sal es la falta de gusto en las comidas. Algo que no siempre es fácil de sobrellevar. No obstante, existen maneras de regatear a nuestro paladar con sustitutivos que confieren un sabor extra a las recetas sin renunciar a cuidar nuestra salud. Añadir especias y hiervas aromáticas, gracias a su inconfundible aroma y gusto, puede ayudar a mitigar de manera paulatina la necesidad del consumo de sal. Cocinar alimentos al vapor es otra de las opciones a la hora de la elaboración, si al plato final se le añade una vinagreta o aceite aromático, el resultado es muy satisfactorio. Un truco cada vez más empleado es el uso en nuestras recetas del sofrito de hortalizas que, de por sí, añaden un sabor diferente a la comida mientras la estamos cocinando. Finalmente, la técnica más empleada en las dietas bajas en sal es marinar los alimentos y consiste en sumergirlos crudos en una mezcla sazonada (limón, especias, aceites) con el fin de mejorar su textura y hacerlos más sabrosos, eso sí, sin emplear la sal.