Nuestro sistema inmunitario tiene la noble función de protegernos de posibles infecciones y enfermedades. Generamos continuamente células inmunitarias y nuestra alimentación es fundamental para que así ocurra. Una dieta variada, saludable y rica en nutrientes es imprescindible para conseguir un sistema inmune fuerte y equilibrado, que nos ayude a pasar el invierno con nuestras defensas incrementadas.
Presta atención a tu dieta
Evita sentirte débil y con falta de energía manteniendo un aporte calórico suficiente en tu dieta. Si te faltan calorías, las energías desaparecen e inevitablemente te sientes mal. En principio no es necesario que te preocupes de contar calorías, siempre que te alimentes de manera variada y tomes las cantidades de comida que te dicte tu apetito y el sentido común.
El problema suele estar en las dietas hipocalóricas que se siguen a veces con la intención de perder peso. Con ellas es muy posible que nos falten tanto nutrientes como calorías, y que finalmente sintamos que nuestras fuerzas comienzan a flaquear.
Leer: ¿Gripe o resfriado? Cómo diferenciarlos por sus síntomas y remedios que funcionan
Cuida el aporte de minerales
Evita las temidas anemias que tanto afectan a las mujeres (ya sea por la menstruación, embarazo o carencia nutricional.) asegurando el aporte necesario de hierro al organismo. Si este falta, lo normal es que sintamos fatiga y cansancio sin causa aparente, además de la ya nombrada anemia. El cuerpo absorbe con más facilidad el hierro procedente de la carne, las aves y el pescado, que el de las verduras, cereales y frutas. Para ayudarle a obtener la máxima absorción, es conveniente ingerir alimentos ricos en vitamina C, como las naranjas o tomates, junto a los que contengan hierro.
El Zinc es otro mineral muy necesario para mantener el sistema inmunológico en buen estado. Puedes encontrarlo en la carne y el marisco, pero también en el ajo, el chocolate y las semillas (como las de calabaza, sandía o sésamo).
Leer: Combatir el frío y los síntomas del resfriado
Las vitaminas que no pueden faltar
La vitamina C es la más demandada cuando bajan las temperaturas. Si bien no sirve para “curar” infecciones, sí es una buena ayuda para nuestras defensas. Además, la vitamina C es un poderoso antioxidante que protege a nuestras células corporales. La vitamina C se encuentra en las frutas cítricas (como naranjas y pomelos), y en verduras como los pimientos y el brócoli.
Se considera que la vitamina A también tiene un efecto directo sobre el sistema inmune, ya que influye en la formación y diferencia de los glóbulos blancos, y combinada con la vitamina D forman un fuerte equipo que protege nuestras defensas. Encontramos la vitamina D en carnes, pescados, mariscos, huevos y leche. La vitamina A se encuentra en vegetales como la zanahoria, el brócoli, la col y las espinacas, en lácteos, y en carnes, aves y pescado.
Tus hábitos de vida influyen en tus defensas
Para cuidar tus defensas, una buena alimentación ha de ir acompañada de unos hábitos de vida saludable:
- Evita el sedentarismo y practica ejercicio moderado de manera regular para impedir que bajen tus defensas.
- Cuida los niveles de estrés y, si es necesario, practica disciplinas como el yoga, el pilates o la meditación.
- Elimina el tabaco de tu vida para mantener sano el sistema de defensa de tu aparato respiratorio. Dejar de fumar mejorará tu sistema inmune y tu calidad de vida en general.
- Descansa un mínimo de 7 horas para sentirte llena de energía y cuidar tu salud.
Leer: ¿Por qué hay más gripe en invierno?