No es ninguna novedad que el yoga supone una excelente estrategia para relajarse y disminuir los niveles de estrés. Esta disciplina milenaria tiene como objetivo vincular cuerpo y mente, conectar con el momento presente y evadirnos de las preocupaciones diarias. Cada vez son más las personas que recurren a ella para liberarse de todo tipo de tensiones ya sean físicas o mentales, por lo que, además, resulta una magnífica terapia a la hora de conciliar el sueño. El insomnio es un problema que afecta a gran parte de la población, que suele recurrir a los somníferos para ponerle solución. Un tratamiento que a larga puede perder eficacia (al acostumbrarse el organismo a determinadas sustancias) o, en los casos más extremos, derivar en una adicción.
De esta manera, el yoga se presenta como una eficaz alternativa natural que nos ayudará a dormir mejor. No hace falta ser un experto en la materia ni realizar posturas imposibles. Tan solo es necesario invertir unos pocos minutos al día antes de acostarnos para alcanzar un estado placentero. Al ejecutar cada asana tu cuerpo notará de manera inmediata todos sus beneficios. Por supuesto, no olvides acompañar cada movimiento con una respiración profunda y calmada, algo que actuará como un sedante natural. Lo mejor de todo es que ni siquiera tienes que moverte de la cama.
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Sukhasana o 'postura fácil'
Como su propio nombre indica se trata de una postura muy sencilla e ideal para principiantes. Siéntate sobre la cama con las piernas cruzadas en posición 'indio' (o de cualquier otra forma que te resulte cómoda) y mantén tu espalda tan recta como puedas, pero sin tensarla. Puedes colocar tus manos sobre las rodillas, formando un mudra con tus dedos corazón y pulgar, o bien juntarlas en el centro del pecho en posición de oración. Mantén en todo momento una respiración relajada y los ojos cerrados. Si quieres profundizar un poco más en la postura, puedes inclinar el torso hacia delante y mantenerte así unos segundos.
Balasana o 'postura del niño'
En yoga, se trata de la postura de descanso por excelencia. Es muy sencilla de realizar y permite descargar la espalda, por lo que favorece mucho una relajación que facilitará la aparición del sueño. Colócate de rodillas encima de la cama y apoya los glúteos sobre los pies, que deben permanecer juntos. Inclina el cuerpo hacia delante y apóyalo sobre los muslos, dejando los brazos relajados a ambos lados del cuerpo. Apoya tu frente en la cama, cierra los ojos y quédate ahí varios segundos realizando una respiración profunda y calmada. Entre sus beneficios destaca el estiramiento de toda la zona lumbar, además de reducir el estrés y la fatiga.
Halasana o 'postura del arado'
Aunque su ejecución es un poco más complicada que las anteriores, proporciona una agradable sensación de bienestar previa al sueño, ya que favorece la circulación sanguínea (al estar los pies por encima del corazón y la cabeza). Para realizarla, túmbate sobre la cama y eleva las piernas, juntas y rectas, formando un ángulo de 90 grados respecto al tronco. Eleva suavemente la cadera y lleva las piernas hacia atrás hasta colocarlas por encima de la cabeza en paralelo. Si esta postura te resulta muy complicada de realizar, puedes descansar los pies en la cama o, incluso más fácil, tumbarte con la lumbar bien apoyada en perpendicular a la pared y apoyar las piernas en ella ('postura de la media vela'). Lo realmente importante es mantener la elevación para sentir sus efectos relajantes en la parte inferior del cuerpo.