El invierno está al llegar y el mercado se llena de productos propios de esta estación. Uno de los más relevantes es la naranja, que se encuentra en una época perfecta para su consumo desde que cayera el calor propio del verano. Esta fruta vive su mejor momento de octubre a mayo, pero no todas las variedades extienden su producción durante todo ese periodo. Concretamente, entre octubre y enero se da la Navelina, la llamada 'reina de las naranjas', una de las más valoradas tanto entre consumidores como cocineros profesionales. Tras ella, se pueden encontrar otras de la familia Navel, como powel o late, o las Valencia, que alargan su temporada, incluso, hasta principios de junio.
España es, precisamente, un gran exportador de naranjas. Es la fruta más consumida y una de las más producidas, siendo su principal motor la Comunidad Valencia, por delante de Andalucía, Murcia o Tarragona, zonas donde también hay dedicación a su cultivo.
Trucos para saber elegir
Un buen aspecto siempre será una garantía. Por ello, a la hora de escoger las piezas en el mercado, pon atención a que sean brillantes y de piel tersa y uniforme. Además, prietas, ya que una fruta blanda es signo de vieja.
En cuanto a la piel, no debe ser demasiado gruesa porque, en ese caso, es probable que los gajos internos estén más secos de lo ideal. El cáliz, la parte que unía el fruto con el árbol, debe ser verde, y si presenta aún hojas, estas deben ser frescas. Una naranja con ramillete es sinónimo de pura frescura, seguramente recogida en las 48 horas previas.
Por su parte, el ombligo, la parte opuesta al cáliz, no tiene porque significar nada, pues dependiendo de la variedad lo presenta más o menos grande. Incluso hay tipos que no lo tienen. En cuanto a las pepitas, las de mesa no suelen tener, aunque variedades más tardías como las Valencia Late pueden tener algunas.
Naranjas de mesa y de zumo
Las naranjas se toman solas, peladas, pero también se adaptan a la cocina tanto dulce como salada y son un gran aliado, por ejemplo, a la hora de preparar vinagretas o marinados. El caso de las naranjas destinadas para preparar zumo es diferente. Como norma general, son de menor tamaño, de un naranja menos intenso y presentan una piel más fina y pegada, difícil de pelar. El ombligo está menos marcado o no tiene y suele tener pepitas.
Un aliado para los catarros
La vitamina C que tienen las naranjas, así como otros frutos pertenecientes a la familia de los cítricos, es una buena compañera en épocas de resfriados. Ayuda a reforzar el sistema inmune y las defensas y, si se toma de una forma continuada, puede incidir directamente en la duración de los síntomas, haciendo que estos sean más cortos. El cuerpo humano es incapaz de producir esta vitamina por sí mismo y tampoco puede almacenarla. Por este motivo, es importante incorporarla en nuestra dieta de forma regular a través de alimentos como la naranja, con el fin de no caer en un déficit de este micronutriente.