El sobrepeso y la obesidad son las responsables del 50% o más de las enfermedades que sufre hoy en día la población, debido en gran medida a unos malos hábitos de alimentación y una marcada tendencia al sedentarismo. Así, según la Organización Mundial de la Salud, España es el segundo país de Europa en casos de obesidad: estamos por debajo de la media europea en la práctica de ejercicio físico y la obesidad infantil es cada vez más alarmante. Un problema que los expertos califican de alarma sanitaria, con consecuencias directas sobre nuestra salud.
Un reciente estudio, ‘Adiposidad y cáncer en los principales sitios anatómicos: revisión general de la literatura’, relaciona el sobrepeso y la obesidad con 11 tipos de cáncer -entre otros, carcinomas de ovario, páncreas, mama, riñón, mieloma múltiple, estómago y recto- y con el riesgo de accidentes vasculares y otro tipo de enfermedades graves como hipertensión, diabetes o trombosis renal.
Por ello, los expertos en nutrición señalan una dieta equilibrada como la mejor herramienta para hacer frente a la pandemia de obesidad y sus consecuencias. “Unos buenos hábitos de alimentación nos ayudarán a evitar algunos de los problemas más frecuentes relacionados con el sobrepeso y la obesidad y que perjudican nuestra salud, pero también la autoestima y nuestras relaciones sociales”, explica la nutricionista y colaboradora de ¡Hola!, Marta Lorenzo.
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Principales riesgos de la obesidad para la salud
A modo de resumen, estas serían algunas de las consecuencias más destacadas y frecuentes de la obesidad, aunque existen muchas más.
- Falta de energía. Los kilos de más hacen que nos cueste más movernos, provocando fatiga y falta de agilidad; por lo que se crea un círculo vicioso del que resulta difícil salir: al apetecernos menos salir a pasear o practicar ejercicio, en consecuencia, llevemos una vida más sedentaria y aumentemos de peso con mayor facilidad.
- Problemas de autoestima y salud mental. La obesidad puede provocar graves problemas psicológicos en quienes la padecen; ya que en el 80% de los casos estas personas sufren una gran merma de la autoestima al tener una mala percepción de su imagen física. También se incrementa el riesgo de sufrir una enfermedad que afecte a nuestra salud mental, como la depresión o la ansiedad. Estos problemas, además, pueden llevar a un mayor aumento de peso.
- Diabetes tipo 2. Según el estudio Di@bet.es, el 44% de la población española que sufre diabetes es sedentaria, mientras que este porcentaje es 10 puntos menor entre las personas que no padecen esta enfermedad. Los expertos coindicen en señalar que la base para un buen control de la diabetes es el equilibrio entre el estilo de vida -incluyendo el ejercicio regular y la alimentación saludable- y el tratamiento farmacológico. “De hecho, un alto porcentaje de personas que padecen este tipo de diabetes y que se medican para ello, podrían dejar de sufrirla solo con bajar el peso que les sobra; ya que este tipo de diabetes se debe a la mala alimentación y al exceso de peso”, apunta Marta Lorenzo.
- Hipercolesterolemia. Se trata de una enfermedad silenciosa provocada por un exceso de colesterol, generalmente aportado a través de la dieta, que se va acumulando en nuestras arterias llegando a obstruirlas. “Una persona que se alimenta mal, tiene sobrepeso y no practica ejercicio, tiene todas las papeletas para acabar sufriendo enfermedades cardiovasculares”, apostilla la experta.
- Cáncer. Como decíamos, existen algunos tipos de cáncer estrechamente relacionados con la obesidad. En concreto, podemos destacar los canceres de mama, colón, endometrio y próstata.
- Dolor de estómago. Llevar una dieta rica en grasas, azúcares e ingerir grandes cantidades de comida que comprometen una buena digestión, puede dar lugar a problemas estomacales como, por ejemplo, gastritis, ardores o acidez.
- Problemas de espalda, huesos y articulaciones. El exceso de peso ejerce una mayor presión en la espalda, como si llevásemos una mochila encima todo el día, que genera importantes dolores de espalda y problemas en las rodillas y articulaciones. También existe mayor predisposición a sufrir artrosis y artritis y un mayor desgaste de huesos; así como riesgo de fracturas.
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