Lo que vemos en los demás puede decir mucho más de nosotros mismos de lo que, a priori, podamos pensar. En muchas ocasiones, no podemos evitar valorar lo que nos rodea. Criticamos cómo visten los otros, cómo actúan, cómo piensan, cómo se defienden o cómo se comportan. Sin embargo, todos estos juicios de valor pueden 'esconder' aspectos de nosotros mismos que, en realidad, rechazamos por completo. Es decir, con el fin de 'defendernos', reflejamos en el exterior algunas cualidades de nuestro propio ser, especialmente cuando se trata de aspectos negativos. La terapia humanista Gestalt, una psicoterapia que tiene como objetivo la autorrealización y el crecimiento del paciente, impulsada por Fritz Perls y Laura Perls en la década de los años 40, explica este mecanismo de defensa a través de un concepto llamado 'proyección'.
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Proyección: un mecanismo de defensa emocional
Francisco Javier Aguilar, psicólogo y terapeuta Gestalt, nos explica en qué consiste este complicado concepto. "La proyección es un mecanismo de defensa que nos lleva a proyectar en los demás aquellos aspectos de nosotros mismos que no conseguimos aceptar", apunta el experto. De este modo, solemos asociar a los demás características o modos de funcionamiento que son propias de nosotros mismos y de los que no somos realmente conscientes. Este mecanismo se pone en marcha en situaciones de conflicto emocional.
"La proyección se realiza de forma inconsciente, por lo tanto, no nos damos cuenta de que hay algo que no encaja en la imagen que tenemos de nosotros mismos y lo ponemos fuera", continúa el profesional. El psicólogo asegura que, a través de este mecanismo, hacemos al mundo y a otras personas responsables de algo que única y exclusivamente compete a nuestra propia realidad.
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¿Qué proyectamos?
A pesar de que también podemos proyectar aspectos positivos, la inmensa mayoría de ocasiones reflejamos aquellos rasgos negativos que no logramos interiorizar. "Normalmente aquello que proyectamos en los demás tiende a molestarnos, a disgustarnos o a resultarnos incómodo. Es algo normal, ya que las proyecciones nos ponen delante aquellos aspectos propios que no podemos ver", explica el experto.
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¿Cómo abordarla?
Según Francisco Javier Aguilar, lo más importante es detenerse y 'analizarse' a uno mismo para autoconocerse. Sin embargo, no se trata de una tarea precisamente sencilla. "Necesitamos poner conciencia para reapropiarnos de aquello que es nuestro y no del otro. Esto nos resulta en la mayoría de los casos tremendamente duro, ya que implica aceptar aquello que rechazamos de nosotros mismos", continúa. "Si algo te molesta mucho de otra persona, plantéate en qué te toca y como eres tú respecto a ese asunto", recomienda el terapeuta.
Por ejemplo, si te molesta muchísimo que alguien llegue tarde a una cita y sientes que es una falta de respeto, plantéate si tú tiendes a tener otras faltas de respeto con los demás o si no te permites llegar tarde, aunque sea algo que realmente deseas. Lo primordial es darse cuenta de que aquello que proyectamos en los demás es, en realidad, algo que habla de nosotros mismos.
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