¿Qué es la rosácea que sufre Dani Martín?

Se trata de una afección de la piel que puede mermar la calidad de vida de quienes la sufren. Los nuevos tratamientos ayudan a mitigar sus síntomas

Por Nuria Safont

La rosácea, la enfermedad que ha confesado que tiene Dani Martín, cantante madrileño conocido por ser el vocalista de de El canto del loco, es una afección de la piel que se caracteriza por la aparición de granitos (que pueden confundirse con acné), enrojecimiento repentino de la zona afectada, incluso con telangiectasias (los pequeños vasos sanguíneos que tenemos bajo la piel se hacen más visibles). También puede producir quemazón y tirantez. En las fases más avanzadas, se puede manifestar con engrosamiento de la piel de la frente, la nariz y las mejillas, así como con pápulas y pústulas y agrandamiento de la nariz.

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¿Cuál es su causa?

Se desconoce la causa que la produce aunque "se estima que en torno al 40% de los pacientes afectados tiene algún familiar con rosácea. Sin embargo, los hábitos de vida del paciente, junto con alguna alteración inmunológica y microbiana, pueden ser los desencadenantes de esta patología dermatológica crónica que cursa con brotes", explica el doctor Miguel Sánchez Viera, del Instituto de Dermatología Integral IDEI, en Madrid. Asimismo, "se investiga el rol de algunos agentes infecciosos como el demodex folliculorum. Así como el papel que el sistema inmune puede jugar en el desarrollo de la enfermedad, y el efecto del sistema nervioso a través de la neurorregulación de los vasos faciales", añade.

Por otro lado, aunque se trate de una enfermedad genética, hay factores que agravan los síntomas y en los que podemos intervenir. Por ejemplo, "el consumo de comidas picantes, el exceso de alcohol, determinados fármacos, el viento, los cambios bruscos de temperatura, así como el estrés y la ansiedad", enumera. 

Se trata de una de las enfermedades de la piel con más infradiagnóstico. Afecta a más de 400 millones de personas en el mundo, siendo tres veces más común en las mujeres, que suelen debutar entre los 30 y los 50 años. Sus signos producen, además, un impacto muy negativo en los pacientes. De hecho, casi el 90% de los pacientes declaran sufrir problemas como vergüenza, menor autoestima y confianza, ansiedad y depresión.

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Avances en tratamiento 

El tratamiento suele ser preventivo, es decir, evitar los factores que la agravan, y cosmético, con la aplicación de cremas de venta en farmacias que disminuyan los síntomas. Algunos pacientes también pueden necesitar tratamiento farmacológico. Afortundamente, cada vez hay más investigación que se traduce en otro tripo de terapias muy efectivas, menos invasivas y cómodas para el paciente. Es es el caso de 'Kleresca® Rosacea Treatment', una técnica no invasiva que ayuda a reducir los signos y síntomas de la rosácea mediante la fluorescencia y la estimulación de los mecanismos de reparación propios de la piel. 

Este tipo de tratamiento debe realizarse en una clínica especializada y consiste en la limpieza de la cara y aplicación de un gel bajo una lámpara LED de varias longitudes de onda durante nueve minutos. El gel actúa como transmisor y no daña la piel ni es absorbido por esta, por lo que se trata de una terapia tópica, sin fármacos. La fluorescencia que se emite provoca una reacción que consigue eliminar las rojeces y los granitos provocados por la rosácea, además de reducir las tiranteces, ardores y el engrosamiento de la piel. También disminuye la frecuencia e intensidad de los brotes en un plazo de tiempo muy corto (de 2-3 semanas). 

"Hay que recordar que, dependiendo de cada persona, tipo de rosácea (eritematotelangiéctásica, papulopustulosa, fimatosa u ocular) y gravedad de la misma, las mejoras tardarán más o menos tiempo en manifestarse totalmente. De hecho, los resultados positivos son más visibles pasadas unas semanas después de terminado el tratamiento (de 4 a 6 sesiones, realizando una cada semana), ya que los mecanismos de reparación de la piel y la estimulación del sistema celular tardan un tiempo en reflejarse. Pero cuando esto ocurre, el paciente verá que se reducen las telangiectasias, la inflamación, el rubor (aunque desde las primeras sesiones los brotes son cada vez menos intensos), la quemazón, tirantez y, por supuesto, la presencia de pápulas y pústulas", señala el especialista. 

Respecto a los efectos secundarios, estos son transitorios y no se presentan en todos los pacientes. Entre ellos se encontrarían enrojecimiento y bronceado de la zona tratada, que ceden unas horas después de terminada cada sesión, y una leve decoloración de las zonas pilosas.                                                                                      

Por último, sesión tras sesión, el paciente nota los resultados con lo que, no solo encuentra una solución a su problema físico, también mejora su bienestar psíquico y emocional.