Las relaciones de pareja acaban generando una red de complejos vínculos entre los dos miembros, en los que se sustenta la identidad y la autoestima de ambos. Resultaría imposible mantener plena conciencia de cómo es el proceso por el que nos hacemos dependientes o ejercemos un apoyo emocional que sustenta al otro, pero lo cierto es que cuando llega el momento de la ruptura de una pareja, estos vínculos se deshacen y podemos caer en una espiral de baja autoestima que nos haga muy difícil la recuperación emocional.
Cuando afrontamos una ruptura estamos descubriendo cómo son realmente las raíces sobre las que se apoyó tu relación de pareja, como si ambos fuéramos un árbol. Y en este proceso de ruptura, de repente, eres consciente de la forma de esas ramificaciones emocionales, que hasta ahora permanecían ocultas y que han crecido buscando el equilibrio de dos; pero que ahora, siendo uno, puedes notar que te producen cierta cojera.
Cómo se produce la ruptura condiciona totalmente cómo se podrá afrontar el futuro en solitario, y cuál podría ser la radiografía de tu autoestima. Una separación de común acuerdo permite que la separación sea gradual y pactada, y pese a que siempre afloran momentos de difícil asimilación emocional, en el caso de haber tenido el tiempo suficiente para dialogarlo, analizarlo y consensuarlo, estaríamos ante un esquema casi idílico donde los daños podrían minimizarse.
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El talón de Aquiles de la baja autoestima tras una ruptura
Cuando se vive en pareja todas las decisiones pasan por un común acuerdo. ¿Qué haces el viernes por la noche?, no es una pregunta a la que puedas contestar de forma unilateral. Vivir en pareja ha significado mantener un consenso en todos tus planes y objetivos. Esta situación se da en mayor medida y profundidad si la pareja tiene hijos, cuando los planes y las motivaciones familiares se articulan alrededor de los horarios y necesidades de los niños.
Cuando todo esto cambia, superar que ahora ya no sois dos puede hacerse cuesta arriba. Porque en una relación de pareja se generan unos roles de liderazgo que hacen que ante unas decisiones concretas sea siempre uno de los dos integrantes de la pareja el que lleve la iniciativa. La baja autoestima aflora de forma contundente cuando te ves a ti misma intentando decidir cuestiones que solían estar en manos de tu ex, o cuando no tienes su apoyo para refrendar decisiones propias.
Mírate al espejo ¿quién eres tú?
Hasta ahora probablemente te sentías definida por tu relación de pareja, porque juntos aportáis el 50% de un todo. Érais un equipo, o por lo menos los demás os apreciaban como un conjunto indivisible. Así que ahora te miras al espejo y sientes que, por mucho que puedas estar de acuerdo con la ruptura, te falta algo.
Es el momento de que te redescubras. Enamórate primero a ti, antes incluso de convencer al resto del mundo de que tú, como unidad, eres igual o más valiosa de lo que fuiste formando parte de una pareja. Busca con positividad qué cosas te definen, qué afinidades tenías en pausa porque en tu relación de pareja no eran compatibles, y qué aspectos de tu personalidad puedes disfrutar ahora que no eres el 50%, sino el 100% de un todo.
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Afrontar una ruptura es como subir una montaña
Los doctores en psicología, Bruce Fisher y Robert Albertini han publicado un libro titulado “Reconstruye tu vida después de la separación”, que establece un paralelismo entre la situación que se vive tras la ruptura y cómo podría ser subir una montaña, porque durante ese proceso se siente contínuamente la resistencia bajo tus actos. Todo cuesta. Percibes una lentitud y dificultad anímica que a veces te hace dar rodeos, bloquearte y dar pasos en falso, como si buscaras senderos para llegar a la cima de la montaña: es imposible encontrar un camino fácil y directo.
En su libro, Fisher y Albertini, explican cómo esta subida a la montaña se organiza en 19 pasos que se organizan en una estructura piramidal. Y cada paso o fase, es un impedimento del que hay que aprender, sacando provecho de él y apoyándonos para saltar al siguiente, hasta que los pasos/fases dejan de ser trabas para convertirse en ventajas que podemos aprovechar y sobre las que creceremos.
Todo comienza con la negación, que da paso al miedo. A cómo adaptarnos a esta nueva situación y a cómo digerir la soledad. En este orden: la ruptura puede convertir a la pareja en una amistad, pero igualmente aflorará en nosotros una sensación que oscilará entre la culpa y el rechazo.
Tras todo lo anterior, se vive una fase de duelo con ira, y cuando logramos soltar aquello que ya no nos pertenece, y que de facto ya zarpó, nos encontramos frente a frente con nuestra autoestima. Este es el punto más relevante de este tránsito, cuando, una vez superada la baja autoestima, saltaremos al siguiente ciclo.
Según Fisher y Albertini, superada la baja autoestima vivimos un ciclo de apertura, donde podemos volver a disfrutar de la búsqueda constante del amor, porque podemos confiar en establecer relaciones manteniendo una distancia de igualdad y podemos ir por ahí sin sentir que nos falta un pedazo.
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