Entrena tus abdominales por todos estos motivos
Unos abdominales entrenados son sinónimo de vientre plano, y por eso constituye el objetivo número uno de quienes quieren realizar ejercicio físico. Sin embargo, hay más beneficios muy importantes para nuestra salud que deberían hacernos trabajar la zona abdominal.
Tratándose de buscar una zona para entrenar, los abdominales son una de las partes del cuerpo más buscadas y que más nos obsesionan, porque es una zona clave para nuestra figura. Además interviene en nuestra postura corporal, y si mantenemos los abdominales entrenadas estaremos previniendo lesiones, molestias y dolores a largo plazo.
Mejorar el equilibrio
La zona abdominal sirve de soporte para el control del equilibrio de nuestro cuerpo, pues en el tronco están los músculos que soportan nuestra anatomía. No hay movimiento físico que realizemos que no intervenga en los abdominales o en la zona lumbar, por ello resulta tan importante mantener su equilibrio y bienestar.
Unas abdominales descuidadas pueden llegar a desarrollar escoliosis o lordosis, que son unas curvaturas de la columna vertebral que pueden producirse tanto en la época de desarrollo, la pubertad, o en la edad adulta como resultado de una vida sedentaria y malos hábitos posturales.
El equilibrio que nos aportan los abdominales es el que nos salva de un traspiés cuando caminamos sobre un terreno irregular, sobre las rocas del campo o sobre aceras mal conservadas de la ciudad. Una caída en estas situaciones no solo la evita nuestro cerebro, al lograr encontrar el mejor punto sobre el que posar el pie y seguir adelante, sino que nuestra zona abdominal es la que hace que no titubeamos y caigamos en un paso en falso.
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Minimizar el riesgo de lesiones
Ejercitar los abdominales está también trabajando de forma colateral la zona media y baja de la espalda. Si no realizamos este entrenamiento es probable que suframos al coger peso o al agacharnos a recoger algo. No es solo una cuestión de resistencia, también interviene en la posibilidad de lesión la fuerza que es capaz de ejercer y compensar nuestra zona abdominal y de espalda.
Una buena postura de nuestro tronco está directamente relacionada con los abdominales, y no tanto con lo que conscientemente nosotros podemos articular cuando decidimos modificar nuestra posición corporal. Mantener unas abdominales fuertes garantizan que la columna no se desgaste al mantener malas posturas, y que las buenas sean ajustadas a nuestra rutina de forma orgánica.
Las malas posturas producen lesiones y complicaciones como hernias discales, y a la larga hacen que el peso corporal no se distribuya adecuadamente y afloren otros problemas musculares.
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Mejorar la respiración
Si la zona abdominal es la responsable de muchos aspectos de nuestro bienestar, también lo es la respiración, y precisamente esa acción tiene mucho que ver con esta zona del cuerpo. El diafragma y los intercostales son músculos respiratorios muy importantes, que cuanto más fuertes se mantienen más capacidad de resistencia respiratoria nos aportan.
Según un estudio de Strength and Conditioning Research, una zona abdominal más fortalecida por el entrenamiento garantiza una respiración más correcta y más facilidad para respirar. Esto, además, potencia un mayor aprovechamiento del oxígeno que entra en nuestros pulmones, traduciéndose en un bienestar global para todo nuestro organismo.
Proteger nuestros órganos
Tras la zona abdominal están los órganos vitales más importantes de nuestro cuerpo: estómago, esófago, riñones, bazo, páncreas e intestinos. El escudo que los protege del exterior son los abdominales y la zona lumbar; son músculos que bien ejercitados realizan una función protectora más consistente que cuando permanecen sin entrenamiento.
Entrena los abdominales sin descuidar el resto del cuerpo
Aunque en muchas ocasiones pretendemos potenciar una parte concreta de nuestro cuerpo porque consideramos que es donde se acumulan los kilos de más y que delatan nuestra falta de ejercicio, a la larga uno de los mejores consejos que podemos recibir es que, cuando se trata de ejercicio físico, conviene entrenar todo el cuerpo por igual. Cuando ponemos todo el esfuerzo en una única zona y descuidamos el resto, puede producirse una descompensación que resulte contraproducente para nuestro cuerpo.
Sin embargo, un entrenamiento focalizado en los abdominales, y solo en ellas, hace que cada minuto que invertimos sea muy poco eficiente, porque el cuerpo necesita ser trabajado en conjunto, y nunca encontraremos un bienestar total y pleno en una zona, mientras mantenemos el resto desatendidas. Los resultados más satisfactorios afloran cuando el entrenamiento es mixto, y es tanto aeróbico como tonificante.
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