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Los taninos provienen del metabolismo de diversas plantas, y en general el paladar los reconoce fácilmente por su sabor áspero y amargo. Tienen efectos positivos sobre nuestra salud, siempre que se consuman con moderación. Pero también son antinutrientes que reducen la absorción de otros nutrientes.
Dónde los podemos encontrar
Los taninos se relacionan, sobre todo, con el vino. Procede de la piel, el hollejo y las pepitas de las uvas. Pero también de las maderas de las barricas que guardan el vino. Es más abundante en los vinos tintos que en el blanco.
También se encuentran en otros alimentos como las espinacas, las legumbres, las pasas negras y el chocolate. Y en algunas frutas como los caquis, la granada, los nísperos, las fresas, el membrillo y la manzana. En la granada se encuentra en la corteza y los tabiques. En la manzana es necesario dejar oscurecer la pulpa para que los taninos aparezcan. Y en los caquis, donde los taninos tiene una abundante presencia en la pulpa, disminuyen si la fruta alcanza un alto grado de maduración.
En el té negro y el té verde aumenta la concentración de taninos al dejar que repose una vez preparado. Cuando esto ocurre, es más fácil apreciar el sabor amargo y una sensación de astringencia al beber.
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Qué beneficios ofrecen
Los taninos, ingeridos en pequeñas cantidades diarias, tienen un gran efecto antioxidante en nuestro organismo. Cuidan y protegen el sistema inmunológico, evitan los procesos inflamatorios y degenerativos causados por los radicales libre y regulan el metabolismo. Tienen una acción antiséptica, que ayuda a que el organismo cure y cicatrice correctamente las heridas. Además, combaten las bacterias, hongos y virus que aparecen en las mucosas y la piel.
Favorecen una correcta digestión y desinflaman la mucosa intestinal, lo que le otorga un carácter astringente, muy beneficioso en caso de diarrea. Al mismo tiempo, pueden contrarrestar la fatiga física y mental, convirtiendo así a los alimentos que los contienen en energéticos.
Las virtudes cardiosaludables atribuidas al vino proceden de los taninos. Pero, además, ayudan a reducir el colesterol “malo”, al inhibir su absorción, y previenen enfermedades degenerativas. Su acción antiinflamatoria repercute en especial en los problemas vasculares, como varices y hemorroides.
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Algunas precauciones que debes tener con los taninos
Los taninos son un antinutriente, es decir, pueden evitar que el organismo absorba determinados nutrientes si se toman a la vez.
Los alimentos ricos en taninos reducen de manera significativa el calcio y el hierro, entre otros minerales. Por lo que lo más recomendable es que en las comidas principales separes los taninos de alimentos ricos en hierro. Para conseguirlo evita tomar café o té hasta 2 horas después de comer, y descarta en el postre frutas como los arándanos, la granada o la manzana.
También puedes limitar su ingesta en caso de padecer estreñimiento, ya que tienen un efecto astringente, o si sufres gastritis o úlcera gastroduodenal, ya que podrían aumentar las molestias. Un consumo excesivo puede resultar tóxico y causar falta de apetito, dolor de estómago y otras alteraciones digestivas.
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