Supera el estrés digital
Pasamos demasiadas horas al día conectados, respondiendo a todos los mensajes y correos que nos llegan a través de nuestros dispositivos electrónicos. Y como consecuencia de ello, sufrimos una saturación digital que perjudica nuestro bienestar.
Aunque nos cueste admitirlo, pasamos la mayoría del tiempo que estamos despiertos conectados a todo tipo de dispositivos electrónicos: móviles, tabletas y ordenadores. Y al parecer recibimos una media de 300 notificaciones al día, relacionadas tanto con la vida laboral como con la personal. Sin duda es un volumen excesivo para gestionar con calma y sin que nos robe demasiado tiempo, por lo que es habitual que a veces tengamos la sensación de que no somos capaces de gestionar bien nuestra comunicación a través de redes.
Esa sensación, conocida como saturación digital, puede llegar a provocarnos estrés, angustia y ansiedad. E incluso, en casos graves, se puede llegar a padecer un miedo irracional a quedarte sin móvil, que ya se considera una patología y que recibe el nombre de nomofobia. Quienes lo sufren pueden sentir taquicardias, dolor de estómago, pensamientos obsesivos o ansiedad si se ven desprovistos de su smartphone.
La necesidad de estar contínuamente en contacto con todo el mundo y con todo lo que ocurre nos impide prescindir de nuestros dispositivos, aunque sea durante unas horas al día. Pero también sabemos que si lo hacemos, en el tiempo de desconexión se nos habrán acumulado las notificaciones por contestar. Sin duda estamos atrapados en una especie de círculo vicioso del que a veces nos gustaría salir, aunque no tengamos muy claro cómo hacerlo.
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Estos son los indicadores de que sufres saturación digital
Existen algunas señales que indican que tu relación con el WhatsApp y las redes sociales pueden estar afectándote hasta el punto de que padezcas saturación digital:
- Sientes que estás faltando a tu responsabilidad con el trabajo, con tu familia o con tus amigos, cuando no contestas puntualmente a todos los mensajes que recibes.
- Necesitas publicar con gran regularidad en redes, porque en el caso contrario sientes que dejas de existir para los demás.
- No contestar de inmediato te produce miedo a olvidarte de hacerlo en un futuro próximo.
- Te obsesiona comprobar que tu interlocutor ha recibido y leído tu mensaje, como ocurre con el caso del doble “check”
- Contestas de forma precipitada por atender a demasiadas conversaciones o redes y tus respuestas pierden calidad y contenido. Por ejemplo, abusas de los emoticonos cuando tu interlocutor preferiría que le contestases con palabras.
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Cómo puedes combatir este tipo de estrés
Todos necesitamos desconectar digitalmente y descansar de las redes, independientemente de nuestra edad o circunstancias personales y profesionales. Esto es así porque nuestra salud mental tiene unos límites y nosotros somos los encargados de protegerla de la sobrecarga digital.
Para lograrlo y ponerle fin a este estrés, solo hay un camino: ser capaces de apagar el teléfono cada día, sin excepción. El mínimo de tiempo que debes apagarlo o guardarlo en un cajón es por las noches, a ser posible antes de la hora de dormir. Y a ser posible, no tengas mucha prisa en volver a encenderlo por la mañana a menos que sea estrictamente necesario: seguro que puede seguir apagado mientras te das una ducha o preparas el desayuno.
Elige también momentos del día en el que puedas prescindir de él, aunque sean pequeños, para que poco a poco seas capaz de silenciarlo siempre que lo decidas, y así logres ser crítica con el tiempo que pasas conectada y puedas sentirte dueña de tu tiempo.
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