¿Existen de verdad razas de perro potencialmente peligrosas?
Los veterinarios insisten en que la peligrosidad de un perro no tiene por qué venir determinada por la raza, sino por su conducta agresiva y que esta se puede prevenir con educación y socialización desde cachorros.
Ayer conocimos la triste noticia del fallecimiento de dos mujeres, madre e hija, en un chalet de Colmenar de Oreja, debido al ataque de sus perros, ambos un cruce de la raza dogo de Burdeos y american staffordshire terrier. No ha trascendido el motivo de este trágico suceso, pero sí se sabe que los canes eran propiedad de la familia. Os explicamos las características de este animal de compañía, que también tiene Leo Messi, el jugador del FC Barcelona. Además, hablamos con el veterinario y especialista en comportamiento animal Manuel Lázaro, de la vocal del Colegio de Veterinarios de Madrid, para que nos aclare si de verdad existen perros potencialmente peligrosos (PPP).
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¿Cómo es el dogo de Burdeos?
Se trata de una raza de perro originaria de Francia, pertenece a la familia del mastín y su tamaño es grande y corpulento (el macho puede llegar a pesar 60 kg). A pesar del aspecto fiero que le da su gran tamaño, en realidad, en general, se trata de un animal tranquilo, afectuoso con la familia e, incluso, con los niños.
Según la legislación del Estado, no está considerado como una raza potencialmente peligrosa, como puede ser el pitbull terrier, el staffordshire bull terrier, el dogo argentino, el akita inu, el tosa inu, el fila brasileño, el american staffordshire terrier o el rottweiler. Sin embargo, en algunas comunidades autónomas sí entra dentro de esta catalogación.
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¿Existen realmente los perros potencialmente peligrosos?
"En la actualidad, la forma de definir a los perros como potencialmente peligrosos es incorrecta, ya que se basa fundamentalmente en pertenecer o ser cruce de unas razas concretas, dejando otros muchos individuos potencialmente peligrosos, al margen. La identificación precoz de conductas indebidas, mediante la realización de un test estandarizado a todos los ejemplares mayores de cierta edad y que superen un determinado peso, debería ser la línea de trabajo", aseguró Manuel Lázaro, que además es veterinario clínico del Grupo de Etología de AVEPA, en una reunión organizada por la Asociación Madrileña de Veterinarios de Animales de Compañía (AMVAC).
Sin embargo, la normativa vigente cataloga únicamente 8 razas y unas características morfológicas muy concretas para detectar canes que podrían suponer un riesgo para la sociedad y que no han mostrado aún indicios de serlo.
En palabras de Pedro Ruf, Vicepresidente de AMVAC: “este tipo de generalidades hace que nuestra sociedad tenga la percepción de que un perro robusto y que enseña los dientes es peligroso, pero no tiene porqué ser así, ni mucho menos. De hecho, cualquier perro de más de 20kg podría resultar agresivo, independientemente de su raza”.
"No es posible identificarlos por un patrón racial o una morfología determinada, sino porque manifiesten signos de agresividad en su conducta. El problema de las agresiones existe, aunque sea algo que afecta a un reducido número de ejemplares. Los propietarios deben responsabilizarse de los cuidados del animal que está a su cargo y esto incluye todas las medidas para su equilibrio y conducta social correcta", añade Manuel Lozano a Hola.com.
"Hay un aspecto fundamental en el que insistimos los veterinarios y es el "periodo de socialización" de los cachorros; según el cual es imprescindible que todo cachorro tenga experiencias positivas con multitud de personas de distinto tipo, con otros animales, con ruidos, antes de las diez o doce semanas de edad, pues de esta forma todo ello lo considerará normal, y de forma contraria, si no se le ofrecen estas experiencia tempranas positivas, desconfiará y podrá manifestar miedo y en su caso, agresividad", continúa el experto.
Aunque el periodo de socialización es crítico, posteriormente el cachorro sigue siendo capaz de adaptarse a los cambios, pero de forma mucho más dificultosa. En muchas ocasiones los problemas aparecen más por omisión (no ofrecer al perro la posibilidad de socializarse, adaptarse a su entorno, convivir con persona u otros perros, etc.) que por mala educación.
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¿Qué debe tener en cuenta el propietario?
Cuando una persona adquiere un animal que, por sus características, podría ser potencialmente peligroso, ¿qué debe hacer? "Tras 20 años de implantación de leyes sobre PPP en la mayoría de los países, los estudios arrojan una clara falta de resultados. Un argumento que indica que la raza no es un buen predictivo de la agresividad es que existen listas distintas, dispares, entre distintos países o, incluso, en nuestro caso, entre distintas autonomías. Por supuesto que deben existir leyes que controlen los PPP, y obliguen a tener un control de los mismos, con limitaciones, seguros y demás; pero el problema es identificar a quienes se la aplicamos", nos explica el vocal del Colegio de Veterinarios.
Así, todos los perros, sean de la raza que sean, tienen un potencial de hacer daño; "aunque es evidente que el tamaño hará que los riesgos físicos sean mayores o menores. En el caso de los animales de mayor tamaño y fortaleza física, la socialización y la búsqueda de una buena conducta serán aún más importantes", señala.
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Entonces, ¿qué puede hacer que un perro se vuelva agresivo?
Para el experto, la agresividad es un problema complejo, multifactorial, y que requiere de soluciones complejas.
"El miedo y la ansiedad están detrás de la mayoría de las conductas agresivas, los perros se sienten amenazados, peligran sus recursos, defienden aquel que consideran su territorio, incluso como respuesta al castigo; y cuando las personas u otros animales se retiran al percibir las señales de agresividad del perro, se refuerza claramente esta conducta", aclara Lozano.
Por otro lado, "fomentar voluntariamente la agresividad mediante la educación o el adiestramiento es un auténtico disparate. Y además, tal y como decíamos, no ofrecer experiencias positivas, relacionarse con personas variadas, tal y como indicábamos en el periodo de socialización, es algo habitual en los que podemos denominar "perros de finca", con nulo o escaso contacto social, con poco control, bajo nivel cuidados, mucho tiempo solos, aislados, que desarrollan conductas inapropiadas. En los casos más graves, muchos dueños son conscientes de que existe conducta agresiva, hay denuncias previas, el entorno indica 'se veía venir', alerta el veterinario.
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En el caso de un ataque, ¿qué se recomienda?
Para Lozano, lo más importante es tomar medidas de prevención, fundamentalmente en la línea de educar a la población:
- La socialización es un aspecto importantísimo en la conducta futura de los perros. La educación de los perros es también de gran interés.
- La realización de pruebas de conducta a todos los ejemplares, independientemente de razas, que indique que son "buenos ciudadanos" y pueden convivir en sociedad. Este tipo de pruebas permiten también detectar de forma precoz ejemplares problemáticos.
- Identificación de los PPP y aplicación de la normativa correspondientes.
Test de adaptación a la convivencia social
Por ultimo, señalar que durante el encuentro organizado por la AMVAC los expertos hablaron de la necesidad de implantar un Test de Adaptación a la Convivencia Social. Este serviría “como un certificado de aptitud, una demostración de que el animal es pacífico, está bien educado y su dueño puede manejarlo sin problemas. Nuestro planteamiento es que cualquier perro de más de 20 kilos, y a partir de los 10 meses, pase unas pruebas específicas para comprobar que es un animal sociable; pero también para asegurarnos de que su dueño es responsable y sabe manejar al perro. Este método sería muy efectivo para detectar la agresividad de los canes y que sus dueños cumplan con los requisitos del régimen jurídico de la tenencia de animales potencialmente peligrosos”, explica Jaime Díaz, Gerente de AMVAC.