Estas son las alternativas a las bolsas de basura

Las bolsas de basura y las de la compra suponen un elevado consumo de plástico que no parece encontrar aún la mejor alternativa, aunque estamos cerca.

Por Cristina Soria

Parece que a día de hoy somos más conscientes de lo necesario que es reducir (y eliminar) el plástico de nuestras vidas, ya que es una fuente terriblemente contaminante para el planeta. Cada vez es más habitual, por ejemplo, acudir a la compra con una bolsa propia, para evitar usar las de plástico que dispensan en los establecimientos; también se ha reducido el consumo de agua en botellas de plástico desechables y aumenta el consumo en botellas de uso ilimitado, como las de acero, cristal o plástico libres de BPA; o evitamos comprar artículos frescos que vengan envasados en recipientes de plástico de manera innecesaria.

Esto ejemplos son un reflejo de cómo empezamos a darnos cuenta del consumo de plástico innecesario en nuestro día a día, de que cada vez tenemos la mirada más abierta a detectar formas de evitar su consumo. Y las bolsas de basura son uno de esos objetos de uso diario que pueden ser sustituidos por otras opciones mucho más respetuosas con el medio ambiente, aunque no todo sean pros sin ningún contra.

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Bolsas biodegradables, una alternativa cuestionable

Las hay de dos tipos, fabricadas con almidón de patata o fabricadas con almidón de maíz. Las primeras resultan más ecológicas porque se degradan por completo en 18 meses y no afectan al entorno marino, el más afectado por el exceso de plástico en el planeta.

En cambio, las que se fabrican con almidón tardarán cientos de años en degradarse, porque utilizan fibras derivadas del petróleo. Y aunque se descomponga en microplásticos, estos pueden contener metales pesados al contar con derivados del petróleo.

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Ambas se fabrican, pero el consumidor no tiene forma de distinguir las de un tipo de las de otro. Por otro lado, producirlas requiere grandes hectáreas de monocultivo de maíz y patata y, por lo tanto, un elevado consumo de agua, pesticidas, etc. Por estas razones no cuentan con el apoyo claro de los ecologistas.

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Bolsas compostables, las menos dañinas

Que sean compostables quiere decir que sirven para hacer abono orgánico, y que se degradan a la vez que el material orgánico que contienen, siempre que lleguen a una planta de compostaje. En ese caso, podrán servir para abonar campos que generen a su vez material vegetal que permita fabricar nuevas bolsas.

Pero aún no llegan todas las bolsas compostables que contienen residuos orgánicos a las plantas de compostaje. Todavía no disponemos de los suficientes contenedores específicos para recoger este tipo de bolsas y su contenido, por lo que lo habitual es que se desperdicie tanto las bolsas como su contenido.

Bolsas reutilizables, una solución solo en apariencia

Estas bolsas, fabricadas con polietileno, tienen hasta 20 usos y se pueden lavar si es necesario. Son una forma de reducir el número de plásticos que se utilizan, pero tarde o temprano todas esas bolsas acabarán acumulándose junto al resto de plásticos desechados. Además, se degradan con más lentitud a causa del polietileno que contienen.

Bolsa degradables, próximas a desaparecer

La idea parecía buena, ya que se trata de bolsas de plástico que se degradan a gran velocidad. Pero para lograrlo se utilizan sustancias que aceleran este proceso y que pueden resultar contaminantes. Además, el plástico con el que se fabrican proviene de materias primas no renovables y terminarán convirtiéndose en microplásticos.

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