Qué solo utilizamos el 10% de nuestro cerebro es una afirmación que seguramente habrás escuchado múltiples veces. De hecho, pensar que aún nos queda un 90% por desarrollar abre un abanico de posibilidades, talentos y habilidades tratados, en muchas ocasiones, en el cine y la literatura. Por ejemplo, muchos de nosotros soñamos con usar el 100% de su capacidad, y poder comunicarnos mentalmente, mover objetos sin tocarlos, o aprender un nuevo idioma en un día. Infinidad de cosas más. Sin embargo, todo ello es solo ‘ciencia ficción porque en realidad, tal como se ha visto en pruebas de imagen, lo utilizamos en su totalidad.
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El del 10% "es uno de los mitos sobre el cerebro más universales. Y está tan extendido que, según un estudio realizado con maestros de cinco países (Reino Unido, Holanda, Turquía, Grecia y China), el 50% de los profesores de primaria y secundaria lo señalaron como verdad”, señala el neurólogo Francisco Mora, profesor de Fisiología Humana en la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid en su libro Mitos y verdades del cerebro (Ed. Paidós). Pero esta creencia, continua, no tiene ninguna justificación.
De hecho, “el cerebro tanto en su anatomía como en las muchas y diferentes funciones que expresa a lo largo de la vida del individuo requiere de su completa integridad”, afirma el experto. Y añade que acciones como dormir, los procesos emocionales y, sobre todo, las tareas cognitivas (conciencia y procesos mentales) requieren el uso de varias áreas y partes del cerebro.
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Es más, este órgano, que despierta tanto interés en la comunidad científica y que controla el resto del organismo, se mantiene activo durante las 24 horas, incluso mientras dormimos. No en vano “necesita consumir el 20% del oxígeno total que respiramos para que se produzca la energía necesaria para su mantenimiento”, aunque su peso solo represente el 2% de todo el cuerpo. Por tanto, aunque solo fuera por una razón evolutiva, no tendría ninguna explicación que nuestra naturaleza hubiera evolucionado hacia un cerebro tan grande, a expensas de tal requerimiento energético, para no utilizarlo en su totalidad.
El origen del mito
Entonces, si se trata de un falsa creencia, ¿quién originó este mito? Y, sobre todo, ¿por qué aún perdura? Se desconoce a ciencia cierta quién fue el ‘culpable’ de hacernos creer que solo usamos el 10% del cerebro. Pero las miradas apuntan a un psicólogo y escritor estadounidense, Willliam James, quien aseguró que solo utilizamos una pequeña parte de nuestros recursos mentales y físicos. Sigmund Freud y el mismo Albert Einstein también recurrieron a esta idea en sus charlas.
El hecho de que aún perdure se debe, según opina el doctor Mora, a nuestro instinto y deseo de mejora, de superación, de competitividad y de destacar sobre los demás. Así, para muchas personas la alimentación del mito anima a trabajar para “alcanzar un 20 o un 30% más que ese 10% que la naturaleza les dio originalmente”, indica.
Ahora bien, de lo que hoy nadie duda es de que el cerebro es plástico. Y que podemos trabajar para aumentar el número de conexiones sinápticas para aprovechar y usar mejor todo su potencial. Actividades como tocar un instrumento, aprender un nuevo idioma, cambiar de ruta para ir al trabajo, al colegio o al súper, así como tener una vida cultural y social activa, en definitiva, mantener la mente en forma, contribuyen a aumentar esa plasticidad y mejoran nuestra inteligencia.
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