Nutriscore, ¿una solución para frenar la obesidad?

El nuevo sistema de etiquetado de los alimentos, Nutriscore, que será realidad el próximo año y que permite determinar la calidad nutricional mediante un semáforo de colores (del verde para los más saludables, al rojo para aquellos de consumo ocasional), está siendo objeto de cierta crítica y confusión.

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Por ejemplo, SinAzúcar.org, que publica información sobre la cantidad de azúcar presente en los productos alimenticios, ha utilizado el algoritmo de Nutriscore para calcular la 'nota' que obtendrían algunos de los alimentos comunes en la cesta de la compra. Y, ¡sorpresa!: el aceite de oliva virgen extra recibiría una puntuación D (color naranja) y un refresco azucarado, como puede ser la Coca-Cola Zero, una benevolente B (color verde).

Lógicamente, este aparente error en las nuevas etiquetas ha hecho que muchos se lleven las manos a la cabeza, sobre todo si tenemos en cuenta que uno de los objetivos de Nutriscore es educar a la sociedad para adquirir mejores hábitos de alimentación y, en último término, hacer frente a la pandemia de obesidad a la que nos enfrentamos. 

Pero, y entonces, ¿cómo es posible que ocurra esto? "En realidad, está siendo un error de interpretación. El nuevo etiquetado está diseñado para comparar productos de la misma categoría; no para comparar una Coca-Cola con un aceite de oliva virgen extra. Así, cuando Nutriscore llegue a los supermercados, el consumidor será capaz de identificar de un vistazo qué producto es más saludable, por ejemplo, en la oferta de pastas, de cereales de desayunos, de refrescos, etcétera. Que el anuncio de Nutriscore haya creado tanta confusión es muy significativo de la necesidad de seguir implantando medidas para mejorar la educación nutricional de la población", apunta Paula Crespo, presidenta del Colegio Oficial de Dietistas y Nutricionistas de la Comunidad Valenciana (CODiNuCoVa), quien, además, nos confirma que la medida se ha tomado con el aval de la mayoría de colegios profesionales del sector de la nutrición.

"De los diferentes sistemas de etiquetados que se barajaban, sin duda Nutriscore es el mejor, ya que tiene una base científica sólida probada en otros países de la Unión Europea como Francia. Claro que no es ideal y necesita mejoras; pero lo que está claro es que cualquier iniciativa que facilite y simplifique la decisión de compra del consumidor es un avance", matiza.

Así, muchos de estos trabajos de investigación señalan, por ejemplo, el poder e influencia de los colores (la psicología del color), ya que, instintivamente, identificamos el rojo como una señal de peligro y el verde con ´la seguridad, la armonía...

Por tanto, Nutriscore llega para mejorar y complementar el etiquetado ya existente, no a sustituirlo. "Es una información que nos debe ayudar a comprar aquello que más nos conviene desde un punto de vista saludable, y como consecuencia, puede ayudar a detener la tendencia al alza del índice de obesidad, e incluso hacerla disminuir. Ahora, sin olvidanos de que no todas las categorías alimentarias deben tener el mismo peso en nuestra alimentación. Aunque un refresco 'zero' o 'light' sea B, no debemos pensar nunca que eso lo exime de ser un alimento superfluo y de uso ocasional y, por tanto, del que podemos prescindir por no aportarnos nada nutricionalmente hablando. Así, a la hora de elegir un alimento u otro debemos tener en cuenta calorías y grado de procesamiento, lo mismo que su riqueza nutricional, tanto cualitativa como cuantitativamente hablando", opina el dietista-nutricionista Alex Pérez Caballero y autor de @elPiscolabis.

"Nutriscore no soluciona la falta educación nutricional en la población. Escuelas e institutos, medios de comunicación (TV, prensa, publicaciones como Hola...), organismos públicos y privados, profesionales de la salud, industria... Todos somos responsables de informar con veracidad sobre los alimentos y cuál es su uso correcto. Nutriscore es una herramienta más, no la solución definitiva", reflexiona Alex Pérez.

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