Tejer, una increíble manera de relajarte

Recupera la buena costumbre de tejer a mano que tenían nuestras abuelas. Verás todos los beneficios que te reporta estrenar una bufanda hecha por ti misma.

Por Cristina Soria

Tejar a mano ya no es cosa del pasado ni de nuestras abuelas. A día de hoy es todo un fenómeno social muy beneficioso para bienestar mental y emocional, principalmente.

Tejer a mano no es tan sencillo como parece, y requiere de aprendizaje y práctica. Nuestras manos han de estar activas en todo momento, moviéndose con cierto ritmo, y nuestra mente ha de estar ágil para llevar bien los puntos. Y aunque es cierto que produce mucha satisfacción ver que hemos logrado terminar una bufanda, a lo largo del proceso hemos disfrutado de todos lo beneficios que tejer nos ofrece.

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Tejer es muy relajante

Tejer nos relaja, porque cuando fijamos toda nuestra atención en una tarea que exige toda nuestra concentración, nuestra mente y nuestro cuerpo entran en un estado de calma que nos aporta bienestar, especialmente si estamos pasando por un etapa de estrés o de ansiedad.

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Según un estudio realizado por la prestigiosa Clínica Mayo de Minnesota, al tejer realizamos los movimientos repetitivos que activan las mismas zonas del cerebro que cuando practicamos yoga o realizamos algún tipo de meditación. Cuando tejemos segregamos serotonina y dopamina, hormonas que nos hacen sentir bien, a la vez que se reduce la presión sanguínea.

Tejer mejora nuestro estado de ánimo y nuestra autoestima

Es habitual que varias personas se reúnan para tejer juntas. De hecho, muchas tiendas de lanas sirven de centro de reunión para quienes quieren tejer en compañía, recibiendo algún tipo de consejo, idea, sugerencia… Así que es un motivo perfecto para salir de casa, conocer gente de todas las edades y relacionarnos. Eso sí, siempre que queramos, porque tejer en casa disfrutando de un tiempo de calma y soledad es también una perfecta opción.

Por otro lado, tejer no es un mero pasatiempo, sino que lo hacemos con un objetivo concreto: una bufanda, un jersey o unos guantes; y puede que tejamos para nosotros mismos o que estemos preparando un regalo para alguien. En cualquier caso, en el resultado estarán implícitas las horas de trabajo, el cariño, el esfuerzo y la creatividad que hemos invertido. Y saberlo, inevitablemente, eleva nuestros niveles de autoestima y nos hace sentir mejor con nosotros mismos.

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Al tejer ejercitamos nuestra motricidad

A pesar de los problemas y dolores corporales que conlleva el paso de los años, como la artrosis, seguro que recuerdas haber visto a más de una mujer de avanzada edad tejiendo a toda velocidad con sus manos. Tejer en una auténtica gimnasia para nuestras manos, que son capaces de moverse a gran velocidad, entrando en calor y evitando la rigidez. Una hora al día con las agujas en la mano puede ayudar a reducir las molestias de la artritis.

Además, mejora de manera evidente nuestra coordinación cerebral, aunque estemos realizando el tipo de  punto más sencillo que exista. A medida que el tejido se hace más complejo, nuestro destreza mental se va ejercitando más y más. Esto convierte el acto de tejer en una actividad muy indicada para personas que, por ejemplo, tengan algún tipo de problema motriz. 

Por todas estas razones, tejer es una actividad muy placentera y recomendable, tengas la edad que tengas. De hecho, está especialmente recomendada para los niños, sobre todo para aquellos a los que les cuesta concentrarse, porque logran hacerlo mientras tejen, a la vez que se relajan y realizan una actividad creativa.

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