Las frutas y verduras constituyen la esencia de una dieta saludable, porque su consumo revierte de manera visible en nuestra salud y bienestar: son fuente de vitaminas y minerales, y su consumo ayuda a prevenir enfermedades. Además son bajos en grasas y podemos disfrutar de ellos con toda tranquilidad. Así que asegúrate de que no falten en tu alimentación e inclúyelas a diario en tus platos.
Las innumerables ventajas de la fibra
Los vegetales son muy ricos en fibra, tanto insoluble como soluble. La fibra soluble se convierte en una especie de gel al entrar en contacto con el agua. Así se encarga de absorber numerosas sustancias que no pueden ser digeridas por nuestro metabolismo, pero que son perfectas para la flora intestinal, donde se fermentan y se transforman en energía para nuestro organismo.
Es cierto que a veces el exceso de fibra puede resultar molesto y causar flatulencias, pero realiza una función muy necesaria, protegiéndonos de infecciones o de los temidos divertículos intestinales.
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Contienen vitaminas muy importantes
A excepción de la vitamina B12, el resto podemos encontrarlas en todo tipo de alimentos vegetales, tanto las vitaminas hidrosolubles como las liposolubles. Algunas, como la vitamina C, imprescindible para nuestra buena salud, debemos conseguirlas a través del consumo de frutas y verduras.
Ayudan a evitar el aumento del colesterol
El alto contenido en fibra soluble de las frutas puede absorber parte del colesterol (no todo) y encargarse de evitar que llegue a la sangre. Por ejemplo, la manzana, según una investigación publicada en el European Journal of Nutrition, contiene polifenoles antioxidantes en su piel que ayudan a ralentizar la oxidación del colesterol malo (LDL).
Además, los esteroles que se encuentran en frutas y verduras ayudan a evitar que el intestino absorba el colesterol, manteniendo a raya sus niveles en nuestro organismo.
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Pueden prevenir la diabetes
Los vegetales son de gran ayuda en la lucha contra la diabetes tipo II. Por un lado, alimentan con su fibra a la flora intestinal, y esta se encarga de generar sustancias necesarias para regular la insulina cuando el organismo recibe mucha azúcar.
Por otro lado, y esto es muy importante, absorben la glucosa y la fructosa, retrasando que entren directamente al torrente sanguíneo. Así se evitan los picos altos de glucosa y se permite que el páncreas pueda producir insulina a buen ritmo.
Protegen contra algunos tipos de cáncer
Y en concreto, según numerosos estudios, contra el cáncer de mama y de colon. Estos estudios relacionan dietas ricas en frutas y verduras con un menor desarrollo de estos tipos de cáncer. Al parecer, la razón sería que la fibra de los vegetales absorbe las moléculas que son potencialmente cancerígenas y ayuda a que el organismo las degrade o las expulse a través de las heces.
Cuidan de nuestro intestino
La fibra de los vegetales se hincha con el agua y ayuda al intestino a mejorar la absorción de buenos nutrientes y a evitar que se produzcan episodios de diarrea o de estreñimiento. Además, la fibra soluble alimenta a los hongos y bacterias de la flora intestinal, evitando que destruyan la mucosa que protege el intestino, algo que hacen cuando falta la fibra.
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