Las rupturas nunca son fáciles, menos si hay menores de por medio. En muchas ocasiones, la pareja es incapaz de resolver sus problemas de manera autónoma y necesita recurrir a la vía judicial para llegar a un acuerdo que satisfaga y sea beneficioso para todos los miembros del núcleo familiar. Sin embargo, y a pesar de todo, una vez dictada la sentencia muchos padres siguen siendo incapaces de acatar la decisión de los magistrados. Incidentes en el cumplimiento del régimen de estancias, desacuerdos sobre salud, formación o lugar de residencia del menor, enfrentamientos sobre pautas educativas… en definitiva, disputas entre adultos que terminan afectando a los hijos. Ante esta situación, durante el XXVIII Congreso de las Jornadas Nacionales de Juezas y Jueces Decanos de España celebrado recientemente en la ciudad de Melilla, organizado por el CGPJ (Consejo General del Poder Judicial), se propuso la creación de una nueva figura mediadora, que ayude a las familias a resolver sus problemas a través de técnicas de coaching, contribuya al bienestar emocional de los menores y, por ende, sirva como descongestionante de los Juzgados de Familia.
El origen del 'coaching parental' se encuentra en los años 90 en Estados Unidos y Canadá. Consiste en el nombramiento por parte del juez de un experto en relaciones familiares que ayude, apoye y asesore a los progenitores en el ejercicio de su parentalidad y, al mismo tiempo, informe al Juez de los incidentes que puedan afectan a los menores. Desde el propio CGPJ definen esta medida como un "auténtico coaching de padres". Algo que demuestra la creciente importancia que tienen este tipo de terapias emocionales en la sociedad, más allá del ámbito profesional o personal.
Los 'coachs' se convierten así en figuras de apoyo, en guías, que ayudan a eliminar los elementos negativos de la vida utilizando una serie de herramientas que facilitan la comprensión de nuestros pensamientos y comportamientos. En el caso del 'coaching familiar', este intermediario serviría de puente entre los padres, intentando aportar con su trabajo la estabilidad emocional suficiente para que puedan resolver sus desavenencias sin que estas terminen afectando al bienestar de sus hijos menores.
Este nuevo 'intermediario', que se pretende implantar en todo el territorio nacional, surge como respuesta a los buenos resultados que se han obtenido en las comunidades 'piloto' en las que ya lleva tiempo actuando, como Cataluña y la Comunidad Valenciana. Esta figura se uniría a las ya existentes, sirviendo de refuerzo a los equipos de mediación actuales. Gracias a este equipo de "coordinadores de la parentalidad", se ha evidenciado una "reducción drástica de la litigiosidad y una mejora sustancial en las relaciones paternofiliales", de ahí que algunos jueces decanos, como el de Bilbao, quieran proponerlo a los gobiernos de las diferentes autonomías cuanto antes.