Entre los síntomas de la depresión, además de la apatía o el desinterés, está la sensación de cansancio. Este hecho no significa que no exista depresión cuando no se tiene este síntoma, ni que, sentirse más fatigado de lo normal durante un periodo sea obligatoriamente un signo de depresión. Para poder conocer el vínculo real entre ambas cosas, hemos contactado con Pilar Conde, directora técnica de Clínicas Origen, especialistas en psicología y psiquiatría.
La especialista vincula la propensión a sentir un síntoma con la predisposición a padecer el otro: "La fatiga se define como el cansancio que experimentan las personas después de esfuerzo intenso o extremo, ya sea físico o mental. En caso de personas que sean más propensas a sentir la fatiga, también tendrán una cierta predisposición a presentar síntomas depresivos". Según la profesional, esto ocurriría debido a la incapacidad que la persona siente para realizar algunas de las cosas que le gustaría. "Se puede sentir limitada ya que las personas que presentan depresión experimentan esa sensación de cansancio, de falta de energía". Además, asegura que conforme se va superando la depresión, la sensación de fatiga también remite.
¿Existe la fatiga emocional?
Cuántas veces no ha ocurrido que, tras un día intenso de trabajo, aunque este sea sentada en la oficina, se siente un agotamiento mental tan profundo que se convierte en cansancio físico. Tal y como explica la experta, esto sucede porque la sensación de fatiga también aparece cuando el esfuerzo continuado ha sido mental, confirmando así que la extenuación física no solo puede estar provocada por el ejercicio físico.
¿Y si solo estoy cansada?
Tal y como recomienda la experta, "en el caso de que la fatiga se presente sin causas de sintomatología depresiva, lo primero que se tiene que hacer es valorar de dónde viene ese cansancio, qué aspectos han cambiado en el ritmo de vida de la persona y cómo se está gestionando para tener estas sensaciones".
Para Conde, y desde el punto de vista psicológico, la fatiga se puede combatir elaborando un plan de acción que incluya la organización necesaria para aminorar el ritmo de vida hasta encontrar un equilibrio. Además, destaca la importancia de la actividad física: "El hacer deporte de manera saludable prepara a nuestro cuerpo para situaciones puntuales de demanda más intensa, por lo que el ejercicio es una buena opción a la hora de prepararse de cara a posibles picos de actividad".
Para finalizar, el descanso y el cuidado personal. Ambas cosas son pilares básicos del bienestar de cualquier persona. Si no se duermen las horas necesarias para que el cuerpo reponga las energías gastadas en la jornada previa ni se reserva algo de tiempo libre para dedicar a una misma, no solo el cansancio y la fatiga sino también el mal humor y el desánimo pueden volver a formar parte de la rutina.