Es posible acabar con la retención de líquidos
No todo es grasa, también los líquidos juegan en nuestra contra cuando quedan retenidos en una zona celular que impide que sean expulsados por la orina o el sudor.
Basamos todos nuestros esfuerzos para conseguir un peso ideal en la pérdida de grasas y en la tonificación de los músculos pero, sin embargo, descubrimos que existe otro tipo de peso sobrante que no es fácil perder: los líquidos retenidos. Y aunque los líquidos parecen menos perjudiciales que las grasas, constituyen una variable muy a tener en cuenta a la hora de perder peso.
El 70% de nuestro organismo es agua y por ello nuestro organismo realiza una compensación constante de líquidos, para mantener las correctas proporciones de líquido y la hidratación general de nuestro cuerpo. Beber agua es necesario y muy beneficioso, aunque desde un punto de vista médico no hay un criterio único sobre cuánto debemos beber al día.
'Cuanto más agua bebas, mejor' podría ser un mito
La OMS (Organización Mundial de la Salud) nunca ha emitido un informe sobre el agua que debemos consumir para mantener la hidratación básica y saludable, y menos a nivel general. Sí ha realizado recomendaciones sobre el agua mínima que debe estar a disposición de los ciudadanos ante restricciones, pero no solo para su ingesta, también para su higiene.
El American Journal of Phisiology revisó las investigaciones y los estudios anteriores a 2002 para determinar si existe una cantidad de agua que deba ingerirse al día como mínimo, pues generalmente se recomiendan dos litros. Sin embargo, esta meta-investigación no llegó a pruebas concluyentes para validar la tendencia general de los dos litros y, según el estudio, esta cantidad podría ser excesiva y conducir a una retención de líquidos.
Cuánto debe beber una persona depende de su peso, altura, temperatura ambiente, ejercicio y esfuerzo físico que realiza, y si de por sí tiene poca o mucha sudoración. Y por último, también tiene que ver con los alimentos que se han ingerido en las últimas comidas y el tipo de alimentación general. Todo, en suma, da como resultado que nuestro organismo necesite más o menos agua. Y existe un mecanismo que suele funcionar para regularlo: nuestra sed.
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¿Qué ocurre cuando retenemos líquidos?
El agua sobrante se elimina de nuestro organismo mediante los riñones o el sudor. Sin embargo, la retención de líquidos es un proceso que implica que existe agua que queda acumulada en la zona intersticial, es decir, en el espacio entre las células. Existen dos variables a tener en cuenta para acabar con ella: vigilar nuestra alimentación (e ingesta de líquidos) y realizar ejercicio.
Las mujeres están hormonalmente predispuestas a retener líquidos, ya que los estrógenos y la progesterona son responsables de esto. Y suelen retenerse en las zonas inferiores por el efecto de la gravedad. Por eso es común que quienes retienen muchos líquidos descubran que sus tobillos y pies están hinchados. Sin embargo, a primera hora de la mañana, cuando abrimos los ojos en la cama, si retenemos líquidos probablemente notemos las manos y los ojos hinchados, porque el líquido se equilibra por todo el cuerpo al haber pasado 8 horas en posición horizontal, y se va a otra zonas superiores sensibles de retenerlas.
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Soluciones: busca un equilibrio saludable
Las grasas vegetales y la sal favorecen la retención de líquidos, por lo que se recomienda moderar su consumo. En cambio, las frutas y las verduras son muy beneficiosas, y en concreto la manzana y la pera serán tus mejores aliadas para luchar contra la retención.
Bebe todo lo que necesites, pero bebe con moderación y espaciando las tomas: no resulta saludable beber medio litro sin pausa porque tengas mucha sed o porque consideres que debes hidratarte. Además, existen remedios caseros que funcionan, porque las infusiones de pepino, espárragos, puerros, cola de caballo y perejil ayudan a bajar los niveles de retención.
Y haz ejercicio. En concreto son recomendables las actividades de ejercicio anaeróbico porque fomentan que el flujo sanguíneo fluya y las células den paso a los líquidos retenidos. La natación es un ejercicio muy completo para esta cuestión. Pero si haces una vida sedentaria empieza por caminar o hacer algo de bicicleta, porque aunque son ejercicios aeróbicos hacen que las extremidades se muevan y también ayudan a luchar contra la retención.
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