El temor a perdernos alguna novedad forma parte de nuestro ADN social. Necesitamos sentir que formamos parte de un grupo conociendo aquello de lo que se habla y estando al día tanto de las cuestiones importantes como de las más nimias. Esto ocurre tanto en un pequeño grupo de personas como en el mundo digital, donde con las redes sociales todos formamos parte de un torrente de ideas que se comparten, comentan y cambian a la velocidad del rayo.
Al miedo a perdernos alguna novedad se le llama FoMO, que son las siglas en inglés de “Fear of missing out”, y en castellano es literalmente “miedo a perdernos algo”. Y aunque se relaciona ahora con las redes sociales, no es un problema exclusivo de estar al día de la actualidad, sino que este sentimiento de pérdida se da en cualquier otra faceta de la vida: miedo a perder oportunidades si no guardamos atención a escucharlas, miedo a no conseguir los mejores productos por desconocer que existen, miedo a no entablar las mejores relaciones sociales si no somos capaces de asistir a eventos que puedan facilitarlo…
Apreciando las posibles causas de FoMO no es difícil entender por qué este síndrome también se asocia a la baja autoestima, porque en sí mismo ejemplifica muy bien la sensación de no haber obtenido ya lo mejor, de no haberlo merecido o no haber sido capaz de conseguirlo, y por eso nace un sentimiento de enmendar el tiempo perdido y sacarle todo el jugo al futuro. La forma de lograrlo es siendo los primeros en conocer las últimas novedades, para compartirlas, para aprovecharlas o para mejorar nuestra posición.
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Cuándo debemos actuar para cambiar nuestros hábitos
Piensa si recientemente te has visto en una situación similar: estás en cualquier lugar, acompañada y manteniendo una conversación que podría incluso ser trivial. En un momento dado echas mano al móvil, en tu lenguaje corporal hay algo que denota urgencia, interés y necesidad. Revisas tus mensajes por si hubiera algo que necesitara tu respuesta: miras tu correo, whatsapp o redes sociales, y no ves nada urgente. Nadie te ha contactado. Sin embargo ya tienes el móvil en la mano y, aunque continúas manteniendo una conversación frente a frente con una persona, no puedes evitar echar mano a las redes sociales y revisar qué se cuece. Entonces ves un comentario curiosos, gracioso, irónico o informativo en una red social, y le pones un like o escribes un comentario, mientras que asientes o hablas con la persona que tienes delante.
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Ahora párate a pensar: ¿Era necesario? ¿Qué te empuja a generar una conversación paralela cuando ya estás manteniendo otra? ¿Realmente ese like o comentario veloz aporta algo positivo a tu relación con los demás? Y ahora una vuelta de tuerca: ¿aprecias que cuando tú sacas el móvil, tu interlocutor también lo hace? Y ambos (probablemente) acabais consultando la misma red social y revisando que no existe nada que os podéis estar perdiendo?
Es una adicción cuando sientes ansiedad si dejas de revisar el móvil
Como siempre, en psicología hay una máxima: no tienes que preocuparte si los hábitos que crees que son compulsivos o irracionales no ejercen sobre ti una presión tal que, de eliminarlos, te generarían ansiedad. Es decir, la línea roja de alarma viene dada por una necesidad extrema e irracional que nos imposibilita cambiar nuestro comportamiento si determináramos que es superfluo o incorrecto. ¿Crees que podrías no revisar las últimas noticias y no sentir la ansiedad de conocer algo importante? Tal vez es el momento de comprobarlo.
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