La importancia de que tus cenas sean saludables

Después de un largo día repleto de actividades, una cena saludable nos ayuda a obtener un buen descanso nocturno, a cuidar nuestra salud y a controlar nuestro peso.

Por Cristina Soria

La cena es una comida tan importante como el desayuno y el almuerzo, y en ella ha de primar la calidad frente a la cantidad, dado que la ingerimos en las últimas horas del día, cuando se reduce nuestro nivel de actividad y nos preparamos para dormir.

Independientemente de nuestro estilo de vida, de la dieta que sigamos o de nuestra edad, tenemos que tener claro que la cena ha de ser saludable, y eso implica que nos olvidemos del exceso de calorías y de grasas saturadas.

La cena afecta a tu descanso nocturno 

Mientras dormimos nuestro organismo sigue funcionando con una intensidad similar a la que tiene cuando estamos despiertos. Y es necesario asegurarnos un buen descanso nocturno para que se puedan regenerar nuestros músculos, se regenere nuestro sistema inmune o se mejore nuestra vista. También nuestro sistema digestivo trabaja cuando dormimos, por eso es necesario que la cena ayude a que se desarrollen nuestras funciones corporales de manera correcta y para permitirnos un buen descanso.

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Procura no irte a la cama con el estómago vacío, porque el hambre te impedirá conciliar el sueño. Pero tampoco comas en exceso, o te sentirás demasiado pesada para dormir. Los nutricionistas suelen coincidir en que la cena debería aportar alrededor del 20% de las calorías diarias. De ese modo no pasarás hambre y tampoco se alterará tu metabolismo nocturno.

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Qué alimentos elegir

  • Verduras: por la noche es preferible tomar las verduras cocinadas, ya sea al vapor, cocidas o en crema. Deja las ensaladas para otro momento del día, ya que pueden causarte hinchazón y resultar indigestas.
  • Proteínas: elige pescado antes que carne, porque es más digestivo. Cuando optes por carne, mejor que sea blanca, como la de pollo o pavo. 
  • Fruta cocida: resultan muy digestivas y nos ayudan a evitar las ganas de comer dulce por la noche. Prueba con manzanas, peras, melocotones… hazlas al horno, a la plancha o cocínalas en el microondas.
  • Carbohidratos: conviene repartirlos a lo largo del día y tomar solo una pequeña cantidad por la noche, pero no es necesario que renuncies a ellos. Puedes tomar una rebanada de pan integral o un puñado de arroz, a ser posible también integral.
  • Yogur: siempre que sea un yogur natural que no contenga azúcares añadidos. Si te gustan los lácteos puedes tomar quesos frescos como el de cabra fresco o mozzarella.
  • Infusiones: cualquiera que resulte digestiva y no contenga teína es ideal, como la manzanilla o la tila.

En las cenas evita los embutidos grasos, los platos precocinados, los fritos, el picante, los refrescos, bebidas excitantes como el café, los fritos y los postres lácteos, como las natillas o el arroz con leche.

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La hora a la que cenas también importa

Cenar demasiado tarde es un hábito que no aprueban la mayoría de nutricionistas. De hecho, lo recomendable es que transcurran dos horas entre la hora de la cena y la hora de acostarnos. Ese tiempo es el que favorece que hagamos una buena digestión que no interfiera en nuestro descanso y consigamos tener un sueño reparador. 

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