Someter al organismo a periodos sin comer es una práctica que el ser humano lleva practicando a lo largo de toda su historia. El ayuno se remonta a la época de nuestros ancestros, ya que estos dependían de la caza y podían permanecer varios días sin ingerir apenas ningún alimento si no obtenían ninguna presa. De este modo, quienes lo siguen llevando a cabo en la actualidad en busca de un bienestar tanto físico como mental se basan en la capacidad de adaptación que está presente en nuestro ADN. Se han llevado a cabo diversos estudios observacionales que indican que se trata de una técnica que puede presentar diversos beneficios al organismo al mejorar algunos parámetros metabólicos. De esta forma, puede ayudar a reducir la inflamación, así como el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, diabetes o cáncer. Por supuesto, tampoco se puede olvidar su utilidad como método para la pérdida de peso.
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Cuando se habla de ayuno, se debe puntualizar que este no siempre implica restringir completamente la ingesta de alimentos. Existen modalidades intermitentes de tiempo, como la 16/8 (de las 24 horas del día permanecer 16 horas seguidas sin comer), la 12/12, o la semanal, en la que se permanece un día a la semana sin comer. Asimismo, se puede practicar limitando tan solo la ingesta de alimentos sólidos y no de líquidos.
No apto para todos los públicos
No obstante, se trata de una práctica no exenta de controversia y, en absoluto, recomendable para todo el mundo. Es la opinión de Marta Soler, licenciada en Farmacia, así como en Ciencia y Tecnología de los Alimentos y experta en alimentación saludable (@livingreen_marta), para quien el ayuno debe partir siempre de un modelo de alimentación sano y equilibrado. Según explica, si no se tienen unas pautas saludables de partida puede no servir de nada. Por ejemplo, si se practica un ayuno intermitente de 16/8 y se ingiere comida 'basura' en las 8 horas restantes, se habrá hecho un esfuerzo en balde con sus consiguientes consecuencias negativas, probablemente traducidas en un aumento indeseado de peso.
Tampoco deberán realizarlo bajo ningún concepto personas con patologías, niños o mujeres embarazadas. Ante todo, la especialista recomienda seguridad y que siempre se lleve a cabo con cautela y bajo el control de un profesional de la salud.
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Método para perder peso
Por lógica, dejar de comer implica una pérdida de peso. Al no ingerir alimentos, el organismo obtiene su energía de las reservas acumuladas en forma de grasa. Así, el ayuno también se ha convertido en una de las tendencias que cuenta con más adeptos a la hora de quitarse de encima los kilos de más. Aun así, Soler insiste en que se debe hacer de forma controlada y supervisada, partiendo de una base de dieta mediterránea. Se elegiría el modelo de ayuno más adecuado para cada persona en función de sus porcentajes de masa muscular, grasa y de su necesidad concreta de pérdida de peso sin que conlleve una pérdida de musculatura.
Alimentación saludable, ante todo
En cualquier caso, la coach apunta que, a pesar de los indicios observados, el ayuno es una cuestión muy delicada sobre la que se debe seguir estudiando en humanos. "En nutrición y alimentación cambian tanto las cosas que lo que hace años era un dogma hoy es algo que ya no tiene ningún sentido", afirma. De momento, antes de tomar medidas drásticas que puedan afectar negativamente a la salud, el primer paso es aprender a alimentarse de forma saludable.