Comprueba cuál es tu nivel de resiliencia

La resiliencia es una suma de actitudes frente a la vida que favorecen que afrontes con éxito cualquier dificultad. Y no solo consiste en saldar los problemas con soltura, además hace que tu estado de ánimo sea capaz de capear el temporal con fortaleza, sabiendo digerir las adversidades como parte de la vida que son.

Por Cristina Soria

En los últimos años se está poniendo muy de moda un término que nos ha acompañado desde siempre, se trata de la resiliencia, que no es otra cosa que la capacidad que tiene el ser humano de superar situaciones difíciles, traumáticas, que implican un cambio brusco o una pérdida. 

Esto, que anteriormente se achacaba a personas con entereza y un carácter estable y con actitudes para el liderazgo, ahora se explica más pormenorizadamente desde la psicología como una serie de resortes que apuntalan nuestra propia vida, nos ayudan a asumir los graves problemas con los que nos vamos encontrando, sobrellevando las tragedias y digiriendo las pérdidas.

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También, desde un punto de vista positivo, la resiliencia es el valor de nuestro carácter que nos ayuda a desarrollar nuestro talento, entendiendo nuestras circunstancias personales y haciéndolas avanzar en positivo hacia un desarrollo integral que respete nuestra identidad y a la vez se sirva de ella para fortalecer nuestra autoestima ante situaciones de inestabilidad y de reto personal.

Como en todo aspecto relacionado con la psicología, de nada serviría mantener el tipo con entereza ante una situación traumática si no se transita por un cauce que permita sanar las heridas, digerir aquello que nos ha ocurrido y mirar hacia delante con la conciencia y la actitud tranquila. Por ello, todas las cuestiones que denotan una alta resiliencia conviene encuadrarlas en un contexto de profundo análisis personal, no solo viendo las ramas del árbol, sino conociendo que bajo el suelo existen fuertes raíces que ayudan a mantener estable el tronco, y que todo esto sujeta a su vez todo el árbol y lo mantiene firme ante vendavales. En el caso de una persona son vendavales que trae la vida.

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Que tus objetivos no malogren tu autoestima

Las personas con un alto nivel de resiliencia tienden a mantener una visión realista de la vida. Buscar un objetivo que nos suponga un reto personal, y cumplirlo finalmente, ayuda a que nos sintamos activos y en contínuo crecimiento, pero es vital que los retos que nos marquemos no supongan una frustración contínua y para ello la visión realista de nuestras capacidades y del contexto en el que nos relacionamos es una cuestión muy importante. 

Que la metas nos motiven y el fracaso no nos afecte negativamente es posible cuando mantenemos una autoestima sana, que nos hace conscientes de nuestras carencias, que las acepta, pero que a la vez busca mejorarnos para crecer en todos los aspectos: personal, familiar y profesional. Cuando mantenemos un equilibrio en aquello que nos exigimos y en nuestra valoración personal ante los éxitos y fracasos, estamos transitando por la vida con menos ansiedad, estrés y angustia. Y cuando debemos apoyarnos en una actitud resiliente, ya contamos con ella.

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Ser positivo no solo te hace pasarlo mejor

Mantener una actitud positiva sobre la vida hace que la calidad de nuestro tiempo se dispare. Porque todo fluye mejor con buen humor, pero tal vez es un valor poco mimado en una sociedad con prisas, estrés y que considera que cuanto más preocupación cargamos más concentración tenemos. Las personas resilientes mantienen una actitud positiva, y eso les aleja de los bucles de pensamento provocados por la inseguridad y los pensamientos negativos que añaden ruido a nuestra forma de razonar y no conducen a nada.

Reirte de tus propios defectos, de tus errores, y mantener una actitud positiva y risueña es una vacuna contagiosa contra el estrés y la ansiedad. Y nos ayuda a quitar hierro a las dificultades y encararlas con una actitud serena.

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