Una imagen muy común es la de un gato bebiendo plácidamente leche de un cuenco. Encontramos referentes en todas partes: películas, dibujos animados, cómics, novelas… en todos ellos podemos encontrar infinidad de ejemplos que asocian la leche a los gatos, especialmente si son pequeños. Pues bien, al parecer este es un error bastante común.
Lo cierto es que los gatos no necesitan tomar leche de vaca. De hecho, por norma general no deberían tomar leche. Un gato recién nacido toma la leche de su madre (no la de vaca) durante un máximo de cuatro meses que se produce el destete, y a partir de ahí no la necesita más.
Los gatos necesitan leche materna
Como cualquier otro mamífero, los gatos al nacer necesitan un periodo de lactancia, porque la leche materna es vital para reforzar su sistema inmunológico. Por esa razón no es conveniente separar a un gatito de su madre hasta que no tenga tres o cuatro meses y haya finalizado la lactancia. Un gatito al que se separa de su madre antes de ese tiempo será más propenso a contraer enfermedades de todo tipo, ya que su sistema inmunológico no ha podido adquirir los anticuerpos necesarios para que esté bien protegido.
La leche para un gato no tiene ninguna función una vez pasada la lactancia, y si toma leche de vaca, la cantidad de lactosa la hará demasiado indigesta para él.
Leer: Si tienes gatos… cuidado con las plantas que tienes en casa
La leche de vaca no es buena para tu gato
Cuando un gato es lactante, su sistema digestivo produce la lactasa necesaria para digerir la leche materna. Pero tras el destete, lo normal es que los gatos dejen de producirla o lo hagan de manera muy reducida, ya que no necesitan seguir tomando leche. Esto les convierte automáticamente en gatos adultos con intolerancia a la leche. Cuanto menor es la cantidad de lactasa que producimos, mayor es nuestra intolerancia a la lactosa. De hecho, la alergia a la leche y la intolerancia a la lactosa son unas de las reacciones alimentarias más frecuentes entre los gatos.
Cómo saber si mi gato es intolerante o alérgico a la leche
Los síntomas de intolerancia a la lactosa son muy similares en gatos y en humanos, y pueden ir desde el dolor e hinchazón estomacal hasta la pérdida del apetito, gases, vómitos y diarrea. Lo más habitual es que un gato intolerante a la lactosa vomite tras consumir leche. Si le ha ocurrido a tu gato tienes que consultar con un veterinario que te ayude a confirmar una intolerancia.
En menor número, hay gatos alérgicos a la lactosa. En ese caso, a los síntomas de intolerancia se añaden los de alergia, que son erupciones en la piel, dificultad para respirar e incluso problemas cardiacos. Si en el caso de la intolerancia es necesario ir al veterinario, en el caso de una reacción alérgica hay que hacerlo con rapidez y urgencia.
Leer: 'Cat Cafés' en España: lugares de encuentro para los amantes de los gatos
Cuándo puedo darle leche a mi gato
Una vez que sabemos que la leche no es un alimento necesario para un gato, y hemos descartado que el nuestro padezca algún tipo de intolerancia o alergia, podemos plantearnos darle leche de manera esporádica y en cantidades mínimas. Por ejemplo, en ocasiones, podemos dejarle que lama la tapa de un yogur sin azúcar. Lo importante es que no sea un alimento habitual y que lo tome en pequeñas cantidades.
Si tienes un gato en periodo de lactancia pero al que han separado de su madre, puedes conseguir leche especial para él, que cubra sus necesidades durante la fase de crecimiento.
Leer: Consejos para cuidar a un gatito pequeño