El deporte es una gran medicina, tanto física como mental, para afrontar los cambios físicos y mentales que conlleva la menopausia. Estos cambios son variados: sudoración, sofocos, insomnio, aumento de grasa corporal o cambios en la distribución de la misma, dolores articulares, tendencia a la depresión… Y aunque es cierto que parecen muchos y no son nada apetecibles, el ejercicio físico puede ser de gran ayuda en esta etapa.
Además, el deporte no solo ayuda a disminuir los síntomas externos de la menopausia, también puede ayudarte a prevenir la aparición de a osteoporosis, es decir, la descalcificación de los huesos, con todas las complicaciones y riesgos que conlleva. Cuando desaparece la regla nuestro organismo deja de producir estrógenos, una hormona necesaria para regular la asimilación del calcio por parte del hueso y para protegernos a nivel cardiovascular.
Cada año que pasa, especialmente a partir de los 50, nuestro cuerpo pierde masa muscular y densidad ósea, lo que nos deja expuestas a todo tipo de dolores, lesiones y posibles fracturas. Por suerte, puedes evitarlo e incluso mejorar tu condición física, si empiezas a practicar deporte hoy mismo. Además, el ejercicio físico mejorará tu estado de ánimo gracias a la liberación de endorfinas y a que, inevitablemente, te sentirás mejor por dentro y por fuera.
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Caminar a buen ritmo
Es tan sencillo y está tan a nuestro alcance que a veces no nos acordamos de que solo con salir a andar podemos ejercitarnos de manera óptima. Lo ideal es que camines a diario un mínimo de 30 minutos, a buen paso y sin entretenerte en tiendas o en saludar a gente. Si no puedes todos los días, procura caminar al menos 3 veces por semana. Te ayudará a mantener el peso corporal, a activar la circulación y a favorecer el tránsito intestinal.
Natación y 'aquagym'
En principio cuesta pensar en ir a la piscina, sobre todo en invierno, pero si te animas a vencer la pereza inicial puede que te termines por enganchar a un deporte que te hará sentir muy bien física y mentalmente. Por un lado, dentro del agua te sentirás más ligera y tus huesos y músculos estarán más protegidos de posibles lesiones gracias a la amortiguación del agua.
Además, al nadar realizamos un alto gasto energético que nos ayuda a controlar el peso, se beneficia nuestra salud cardiovascular, y mejora nuestra resistencia muscular y la flexibilidad de nuestros huesos. Pero, sin duda, uno de los mayores placeres de la natación es el relax mental que nos aporta y que es realmente adictivo.
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Pilates y yoga
Estas disciplinas, a pesar de ser distintas, tienen puntos en común que las hacen ideales para cualquier momento de la vida, y especialmente durante la menopausia. En ambos casos trabajarás con tu respiración, acompasándola con los movimientos del cuerpo, para lograr trabajar tus huesos y tu musculatura, mientras te concentras y conectas contigo misma (esto último es más característico del yoga). El yoga y el pilates te ayudarán a mejorar tu coordinación y equilibrio, aumentarán tu flexibilidad y te harán sentirte más relajada.
Danza del vientre
Si lo tuyo es bailar, es el momento de seguir haciéndolo con todas las ganas del mundo. Y es cierto que cualquier tipo de baile te ayudará a mantenerte en forma, pero hay una razón para recomendar la danza del vientre en esta etapa: al practicarla se ejercitan de manera específica la musculatura del suelo pélvico. Durante la menopausia este tipo de ejercicios pueden prevenir la incontinencia urinaria y mejorar las relaciones sexuales.
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